29 de marzo de 2024

Los grandes peligros de la paz

22 de septiembre de 2016
Por Hernando Arango Monedero
Por Hernando Arango Monedero
22 de septiembre de 2016
Hernando Arango Monedero

hernando arangoAcercándose la fecha fijada por el Presidente para la realización del plebiscito que acepte el Acuerdo de la Habana, encuentro que en la mente de la gran mayoría de los colombianos no están presentes algunos de los peligros que se derivan de ese Acuerdo, peligros que potencialmente se vendrán, como es natural.

Los primeros peligros se derivan de la inclusión de los integrantes de ese grupo a la sociedad. No cabe duda de que se encontrará resistencia a la aceptación de quienes integraron esa fuerza en muchos puestos de trabajo. Esto, sin ocultar que la gran mayoría de ellos no han tenido por oficio cosa distinta a caminar, vivir en el monte y matar o participar en atentados. De tal manera, que habrá que tratar de enseñarles algún oficio para que puedan ganarse la vida honradamente, oficio para el que, sin duda, muchos tendrán que aprender primero a leer y escribir. No hay que descartar que algunos, por no decir muchos, cambiarán de bando, pasándose al ELN o integrando las bandas criminales existentes o creando otras, con las dificultades que traerán al país con ello.

Otro peligro, y grave, es el de la seguridad personal para todos los que integraron las filas de las FARC. No hay que dejar de lado el que muchas de las víctimas de los atropellos de ese grupo no olvidan lo sucedido con ellos, con sus padres, con sus familias y sólo esperan una oportunidad para saldar esas cuentas. Unos, los campesinos, muy seguramente son conocidos o reconocidos en los lugares en los que actuaron y, para nadie es un misterio, seguimos siendo primarios en el campo de las reacciones. El perdón que oímos, generalmente viene de personas que no tienen una capacidad real de asumir retaliaciones o simplemente no quieren más problemas, pero no debe quedar duda de que ese no es el común denominador. Habrá que pensar en que, paralelamente con esa reinserción, tendrá que pensarse en una reubicación, de tal manera que se minimice la posibilidad de los reencuentros entre viejos conocidos y posiblemente enemigos, porque habrá lugar a esas identificaciones.

Claro está que ni hablar de la seguridad de los jefes reconocidos de esa organización. Para con ellos el problema se multiplica, y no faltará quién, con o sin motivo, atente contra la integridad física de ellos. La UP fue exterminada, es cierto, pero me atrevo a decir que no fue solamente la acción de fuerzas del Estado, como también fueron fuerzas paralelas que consideraron que aquellos que integraron la UP traicionaban, con su determinación, los ideales por los que habían trabajado. Fuerzas de uno y otro sector actuaron, y ahora podría darse el mismo fenómeno.

Y peligro también habrá ante la generosa entrega del gobierno a las peticiones de las FARC. No hay que olvidar que no somos un país rico y los compromisos adquiridos son de dimensiones monstruosas. Bástenos entender lo que significa establecer una red vial suficiente para que haya caminos, tan siquiera vías terciarias, que desahoguen los tres o diez millones de hectáreas que se dan como compromiso para desarrollar el campo. Igualmente, son costosas las redes de energía que esas tierras demandarán. Y ni hablar de los recursos económicos de que habrá que disponer para la asistencia técnica, los créditos y la infraestructura necesarios para asegurar el establecimiento, desarrollo y permanencia de quienes vayan a esos predios.

Finalmente, y sin posar de ave de mal agüero, me suena mal el que alguien pueda hacer lo mismo que el Presidente hace ahora, cuando marcha a Nueva York a llevar un Acuerdo que aún no está aceptado por las partes, como quiera que las FARC aún no lo ratifican, y los ciudadanos sólo lo haremos una vez el Sí sea mayoritario el 2 de octubre. Es claro que nada está acordado hasta tanto todo esté acordado. Quedamos en eso.

De paso, en el acuerdo que tengo en mi poder, publicado por El Tiempo, faltan algunos ordinales. Vgr: Pasa del 3.2.2.8 al 3.4 falta el 3.3 y del 6.3.2 pasa al 6.5, falta el 6.4. Que puede caber allí?
Y hay que cumplir! Es un reto inmenso. Y, aceptando el Acuerdo las FARC y nosotros; todos, todos, estaremos obligados a ello.
Manizales, septiembre 22 de 2016.