28 de marzo de 2024

Hato, triscar, estigma, adivinanza

Profesor y catedrático, algunos años; rebuscador, otros tantos, y hoy, escritor y defensor ferviente de nuestro hermoso lenguaje castellano.
20 de julio de 2016
Por Efraim Osorio
Por Efraim Osorio
Profesor y catedrático, algunos años; rebuscador, otros tantos, y hoy, escritor y defensor ferviente de nuestro hermoso lenguaje castellano.
20 de julio de 2016

QUISQUILLAS DE ALGUNA IMPORTANCIA  

efraim osorio

Cuando nos referimos a las aves de corral, decimos ‘manada’.

 En el capítulo IV de la primera parte del Quijote se lee: “No lo haré otra vez, señor mío; por la pasión de Dios, que no lo haré otra vez, y yo prometo de tener de aquí adelante  más cuidado con el hato”. Con ‘el rebaño de ovejas’, quiso decir el muchacho azotado. De ‘hato’ enseña Sebastián de Covarrubias (siglo XVII): “Se llama el vestido y ropa de cada uno. Vale cantidad de cabezas de ganado, como hato de ovejas, de cabras: el hato de puercos se llama piara, el de vacas vacada, el de yeguas yeguada”. Hay que añadir aquí ‘muletada’ o ‘mulada’, “hato o piara de ganado mular, generalmente cerril o de poca edad”. Para El Diccionario, “porción de ganado mayor o menor”. También, “el sitio que fuera de las poblaciones eligen los pastores para comer y dormir durante su permanencia con el ganado”. Además, “junta o compañía de gente malvada y despreciable”, por ejemplo, “un hato de terroristas”, o “manada”. De estas acepciones, ninguna se puede aplicar al ‘hato’ de que habla el columnista Fernando Alonso Ramírez, al citar a Héctor Mejía O., en la siguiente información: “…repartieron semillas de maíz (…) además cinco pollos para que renovaran su hato” (LA PATRIA, Balance, 27/6/2016). Porque, cuando nos referimos a las aves de corral o a aquellas que no pueden volar alto, decimos ‘manada’ (“conjunto de ciertos animales de una misma especie que andan reunidos”), verbigracia, la ‘manada de pollos’ de la frase glosada. Y ‘bandada’, “número crecido de aves que vuelan juntas”. ***

Frecuentemente, el escritor César Montoya Ocampo oye una palabra, le suena armoniosa, y la pega en una de sus frases sin analizar si es apropiada o no. Le ocurrió con el verbo ‘triscar’ en la siguiente oración: “Nos anticipábamos a los picotazos de la aurora para triscar caminos en evangelizaciones…” (LA PATRIA, 7/7/2016). Su pecado es doble: el primero, darle al verbo ‘triscar’ naturaleza de transitivo, pues le acomoda un complemento directo (‘caminos’); el segundo, por la misma razón, asignarle un significado imposible – ¿cuál? –No lo sé–, ‘recorrer, transitar’, quizás. En efecto, ese verbo significa “hacer ruido con los pies dando patadas; retozar, travesear”. Como transitivo, y figuradamente, quiere decir “enredar, mezclar una cosa con otra”. Sus sinónimos son ‘jugar, juguetear, trebejar; mezclar, confundir”. Viene del gótico ‘triskan’, ‘trillar’. Y ¿los picotazos de la aurora? ¡Hum! ***

¿Emplearía bien el presbítero Efraín Castaño el vocablo ‘estigma’ en esta información?: “…fueron encontradas juntas y muertas, con el estigma de impacto de bala en la cabeza” (LA PATRIA, 6/7/2016). Se refería el columnista a las tres niñas tumaqueñas halladas asesinadas, luego de su desaparición. El término ‘estigma’ viene del griego ‘stígma’, que quiere decir ‘marca con hierro candente, mancha, deshonra; tatuaje; rastro; huella de sufrimiento”, y El Diccionario le da la siguiente definición: “Marca o señal en el cuerpo. 2. Desdoro, afrenta, mala fama. 3. Huella impresa sobrenaturalmente en el cuerpo de algunos santos extáticos, como símbolo de la participación de sus almas en la pasión de Cristo. 4. Marca con hierro candente, bien como pena infamante, bien como signo de esclavitud”. De estas acepciones, la única que se le puede aplicar al efecto físico que dejaron las balas en la cabeza de las infortunadas adolescentes es la primera, pero la idea que expresa es tan extensa que cualquier señal en el cuerpo sería un ‘estigma’. La tercera tampoco viene al caso, obviamente. Eliminadas, entonces, estas dos, no queda, para este hecho infausto, sino la segunda, que es el significado que casi siempre le damos al término, a saber, el de “acto o circunstancia que constituye una deshonra o mancha para alguien”, definición que no se puede aplicar a las heridas causadas por las balas en los cuerpos de las inocentes muchachitas. ‘Estigmatizar’, recordémoslo, significa ‘afrentar, infamar’. Sea de ello lo que fuere, es sólo mi opinión. ***

En la siguiente frase del columnista Jaime Enrique Sanz hay una adivinanza, o, si lo prefiere, una pregunta para un examen de castellano: “Los que se firmen, aún cuando de algunos aún no conozcamos el texto” (LA PATRIA, 28/6/2016). La pregunta es ésta: ¿Cuál de los dos adverbios, el de modo o el de tiempo, no lleva tilde?

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