29 de marzo de 2024

¡Más solidaridad con Venezuela!

Abogado, analista y columnista de opinión en El Espectador, Revista Semana y Eje 21.
2 de junio de 2016
Por Uriel Ortíz Soto
Por Uriel Ortíz Soto
Abogado, analista y columnista de opinión en El Espectador, Revista Semana y Eje 21.
2 de junio de 2016

Comunidad y Desarrollo

uriel ortiz

Razón tiene doña Liliana Tintori, esposa del preso político, Leopoldo López, pidiendo a nuestro presidente un pronunciamiento más de fondo, respecto a la caótica situación de Venezuela.

Considero que esta petición es justa y acertada, puesto que Colombia, dada su identidad Bolivariana y en virtud a ser país fronterizo, además de socios comerciales con antecedentes históricos en la Comunidad Andina de Naciones, CAN, debe prestar más atención a la calamitosa situación de su vecino.

Doña Liliana, se ha coinvertido en el símbolo y emblema de la causa venezolana, y por la contundencia de sus denuncias siempre es acatada en los estamentos sociales y políticos de los países del mundo a donde llega a pedir justicia, no solamente para su esposo Leopoldo, sino para todos sus compatriotas.

Hace pocos días estuvo en Bogotá en una campaña para recolectar drogas y útiles de aseo para su país, además hizo el lanzamiento del libreo: “Preso pero Libre” escrito por su esposo Leopoldo, desde la prisión donde se encuentra, detalla con lujo de detalles todo el proceso de deterioro: saqueos, negociados, peculados y abusos de poder que ha padecido su país desde el gobierno de Hugo Chávez, hasta nuestros días con Nicolás Maduro.

Es entendible que el señor presidente quiere manifestar la mayor prudencia posible, pero es bueno recordarle que es el mundo el que está acompañando al hermano pueblo Venezolano, ante las tremendas dificultades que está padeciendo, derivadas de las arbitrariedades que día a día comete el monstruo de Maduro, con clara violación a los más elementales derechos humanos.

Total, que los colombianos en calidad de país fronterizo nos debemos manifestar con mayor contundencia, y coadyuvar al mismo tiempo con campanazos de alerta para que el pueblo venezolano recobre su normalidad, puesto que no se justifica, haya una violación total de los derechos ciudadanos, no obstante haber elegido una Asamblea mayoritariamente  democrática a su favor, que ostenta absoluta mayoría para decidir.

Los abusos de poder que viene cometiendo el ignorante de Maduro, no tienen antecedentes en ningún lugar del mundo, ni siquiera en el pueblo de Uganda, cuando el tirano de: Ida Amín Dada, lo sometió en tal forma, que todas las organizaciones internacionales de derechos humanos protestaron, hasta lograr derrocarlo.

Es indudable que lo que sucede en Venezuela, se percibe en Colombia, casi que con la misma intensidad, puesto que son paices fronterizos y además emparentados en su mayor parte entre familias que comparten una misma identidad, son miles los venezolanos que tienen sus nexos familiares en Colombia y en la misma forma colombianos con Venezuela.

Si analizamos lo que fue el abusivo cierre de la frontera en septiembre del 2015, nos damos cuenta cuán lejos estamos de lograr nuestra idiosincrasia colombo – venezolana, puesto que de ambas partes hemos sido golpeados, los daños y perjuicios causados aún continúan bajo el estertor del régimen de Maduro, que se ha inventado todo tipo de disculpas para continuar con su cierre en forma indefinida.

Es indudable, que el pueblo venezolano en los actuales momentos requiere de todo el apoyo de los Colombianos, y quien debe encabezar este movimiento es el presidente Santos, que a decir verdad, está mostrando mucho mutismo y nada de acción, lo que tiene preocupados a correligionarios de ambos países, vemos todos los días, que sus habitantes en todas las ciudades son golpeados y acribillados por la fuerza pública, ordenada por Nicolás Maduro,  se  pelean un mínimo de convivencia, representada en: seguridad,  comida o en drogas.

No debemos olvidar que Venezuela también es Colombia: somos dos países Bolivarianos con una sola identidad de principios y razones, inspirados por la causa libertadora de Simón Bolívar, pero mal interpretada por el trasnochado discurso de República Bolivariana del ex presidente Hugo Chávez, y continuado por su incondicional Nicolas Maduro, que además de ser vergonzosamente Colombiano, se ha caracterizado en ser el peor gobierno que hayamos soportado y presenciado en toda la historia de América Latina.

Si miramos la historia de Venezuela hacia atrás, es decir: antes de Chávez y después de Chávez, no nos queda la menor duda que  el embeleco de la República Bolivariana de Venezuela, no tiene el más mínimo asidero de gobernabilidad, todo se ha ido en falsas promesas y en destruir lo que los gobiernos anteriores construyeron en forma democrática y con profundo respeto por los derechos de sus gobernados y los pueblos fronterizos.

El gobierno de Venezuela, en manos de la prepotencia Nicolás Maduro y sus secuaces del Chavismo, no es más que un barco a la deriva: el aparato productivo está totalmente paralizado, la industria petrolera otrora orgullo de los gobiernos circunvecinos, se encuentra totalmente paralizada, los supermercados cerrados y la crisis de la salud es tan grave, que desde Colombia, se están librando campañas de suministro de drogas.

Las épocas de bonanza de Venezuela, estuvieron activadas con el mercado de la Comunidad Andina de Naciones, CAN, fue un comercio tan dinámico que miles de industriales y comerciantes de ambos países, lograron crear verdaderos emporios económicos con beneficios subregionales, lamentablemente, con la llegada de Chávez, y tras su aversión al sistema democrático que imperaba, le dio  por retirarse de la Can, con los desastrosos resultados que saltan  a la vista.

La sombre del gobierno Chavista, se está desvaneciendo a pasos agigantados, todo este andamiaje estaba soportado por la bonanza petrolera, que fue dilapidada por el extinto mandatario en sus viajes, con el fin de vender la idea de fundar una serie de organizaciones: Unsaur, Alca, entre otras, siempre con el ánimo de generar un poderío desafiante, que a decir verdad resultó totalmente calamitoso y desastroso, para todos los países que lo secundaron en sus locuras.

Aspiramos pues a que nuestra hermana república de Venezuela, con el proceso revocatorio al presidente Maduro, recobre su estado de independencia democrática e inicie el procesos de reconstrucción, que desde luego, será muy lento, pero con pasos seguros para no ir a cometer los errores cayendo en otra encrucijada sin salida en que lo tiene sumido las políticas de la malograda República Bolivariana de Venezuela, que para ser sinceros, no pasó de ser un fantasma delirante, últimamente impuesto por la fuerza del terror, el hambre y la miseria a los hermanos venezolanos, por el presidente Nicolás Maduro.

 

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