29 de marzo de 2024

La ciencia y la fe

15 de junio de 2016
Por Víctor Zuluaga Gómez
Por Víctor Zuluaga Gómez
15 de junio de 2016

Víctor Zuluaga Gómez

victor zuluagaPor mucho tiempo se asumió que entre los seres humanos había razas diferentes y que las capacidades intelectuales variaban de una a otra. Sobre ese supuesto hubo miles de muertos cuya autoría intelectual fue del señor Hitler, quien estaba seguro que era necesario realizar una especie de limpieza en la humanidad, eliminando a quienes no pertenecía a la que se llamaba la “raza aria”. Hoy queda bien claro por la ciencia que sólo existe una sola raza: la humana puesto que todas tienen las mismas capacidades.

También es cierto que hasta hace pocos años se creía que sólo existían dos tipos de humanos: las mujeres y los hombres. Eso significaba que todo lo que fuese diferente a esta clasificación, era anormal y por lo mismo era necesario reprimir, desaparecer, desestimular la presencia de lesbianas, homosexuales, y en fin, toda la gama de comportamiento sexuales que hoy en día se conocen. Se podrá decir que en tiempos anteriores no se contaba con tal número de “anormalidades” y entonces la respuesta sencilla es: es que antes no era posible que se pudieran manifestar, debido a la represión y la hostilidad que se destilaba. Entonces los Seminarios y los Claustros para monjas eran el refugio para muchos de esos seres humanos a quienes se les tildaba de anormales.

Entonces digamos que el drama de las religiones que se fundamentan en dogmas, es bien grande. Por ejemplo, es bien claro que el papel de la mujer en el caso de la Biblia cristiana, era el de complemento, de adorno, la famosa “reina del hogar”, pero con posibilidades de participar en la vida pública, absolutamente nulas. Eran seres humanos sin ningún derecho político. Pero poco a poco las autoridades eclesiásticas han venido abriendo caminos para reconocer un papel de cierta igualdad a la mujer, como elemento fundamental para que ciertas doctrinas continúen teniendo vigencia.

El caso del Islam y específicamente el del Estado Islámico, una secta absolutamente fundamentalista acaba de propiciar una masacre de horror en los Estados Unidos, debido a la homofia de uno de sus integrantes. Dolor, rabia, y en fin, todos los sentimientos que afloran a raíz de un hecho de tal magnitud en donde más de cincuenta personas fueron acribilladas en una discoteca. Es de esperar que esas acciones no sólo perjudican a todos los creyentes del Islam sino que es un pretexto más para que se acreciente un sentimiento de miedo y de terror hacia los inmigrantes que cada día llegan a Estados Unidos por centenares. Y en estos hechos se escudan los candidatos a la Presidencia de dicho país para se instale una política dura hacia los extranjeros pero de manera mucho más fuerte hacia los latinos. Y la audiencia crece, porque nadie creía que este candidato republicano pudiese arrastrar tantos votos para sus planteamientos.

Ojalá que los diferentes credos religiosos puedan revisar sus dogmas, sus postulados, sobre todo cuando ellos son fuente de odios y de muerte.