28 de marzo de 2024

TODO NOS LLEGA TARDE, HASTA LA MUERTE

4 de mayo de 2016

A estas alturas de la vida, que una Alta Corte venga a pronunciarse sobre la ilegalidad de la reelección del doctor Uribe no deja de ser un saludo a la bandera. Es increíble cómo nuestra justicia adolece de una paquidermia tal que la receta para el enfermo se expide cuando hace rato ha muerto.

La explicación que da el ponente de la Corte Constitucional se basa en que como hubo cohecho por parte de dos Ministros del doctor Uribe y de su Secretario Privado dentro del proceso de aprobación de la reelección, no hay duda que su reelección está viciada y por lo tanto se le declara ilegal.

La pregunta que nos podemos hacer es: Ese fallo, a estas alturas de la vida, ¿ para qué diablos sirve a esta hora?

La verdad es que si observamos lo que está ocurriendo con los hermanos Nule, con el exalcalde de Bogotá que se encuentra detenido, y con muchos altos funcionarios que han cometido un delito, pues tendremos que llegar a la conclusión que ocurrirá lo mismo que sucedió con la investigación sobre la muerte de Jorge Eliécer Gaitán, con Galán, con Álvaro Gómez; es decir, juicios que nunca terminan.

Algo parecido ocurre con los patios del tránsito en todas las ciudades en donde centenares de vehículos se convierten en chatarra antes que se fallen los pleitos. Y si vemos lo que ocurre también con la cantidad de mercancías retenidas porque hubo fallas en la importación, también tenemos que llegar a la conclusión que son devoradas por el óxido, mientras los trámites se hacen eternos y muchas veces nunca llegan.

Una reforma a la justicia se hace imperiosa, de la misma manera que en el campo de la salud y la educación, pero lo cierto es que nuestro honorable Congreso anda engolosinado con tanta mermelada y no ve la necesidad de modificar unas reglas de juego que les permite dilatar procesos, enriquecer al sector privado con la salud y seguir formando ciudadanos sin ningún sentido de pertenencia y ninguna capacidad de debatir, de argumentar, de exigir.