20 de abril de 2024

Murió en Bogotá el escritor Fernando Soto Aparicio

2 de mayo de 2016
2 de mayo de 2016

Fernando Soto Aparicio murio el 02 de mayo de 016

BOGOTA, 02 de mayo_ RAM_ Fernando Soto Aparicio, escritor colombiano, falleció en la mañana de este lunes, 2 de mayo, en Bogotá.

Soto Aparicio, nacido el 11 de octubre de 1933 en Socha (Boyacá), pasó buena parte de su infancia en Santa Rosa de Viterbo (en ese mismo departamento), a donde lo llevó a vivir su familia cuando tenía un año.

En 1950 publicó su primera novela, ‘Voces en silencio’. En 1961 obtuvo el premio Selecciones Lengua Española con ‘La rebelión de las ratas’, uno de sus trabajos más conocidos.También fue premio Casa de las Américas.

Su último trabajo, ‘Bitácora del agonizante’, es un libro de poemas en el que habla de su enfermedad.

Escribió, además, ‘Mientras llueve’, ‘Solamente la vida’, ‘El espejo sombrío’, ‘La sed del agua’, ‘Proceso a un ángel’, ‘Viaje al pasado’, ‘Después empezará la madrugada’, ‘Viva el ejército’, ‘Viaje a la claridad’, ‘La siembra de Camilo’, ‘Mundo roto’, ‘Cartilla para mejorar el mundo’, ‘Solo el silencio grita’, ‘Y el hombre creó a Dios’, ‘La agonía de una flor’, ‘La noche del girasol’, ‘La cuerda loca’, ‘Todos los ríos son el mismo mar’, ‘Puerto Silencio’, ‘Camino que anda’, ‘Los funerales de América’, ‘Los hijos del viento’, ‘Hermano hombre’, ‘Alfajuego’, ‘Las ratas reveladas’, ‘Guacas y guacamayas’, ‘Héroe antes de los doce años’, ‘Pedro Pascasio’ y ‘La última guerra de los sexos’.

Su literatura se caracterizó por contar los problemas sociales del país.El escritor nacido en Socha, Boyaca, el 11 de octubre de 1933, falleció en Bogotá a los 83 años después de una batalla contra un cáncer que padecía.

Ochenta y tres años, setenta y dos libros publicados, innumerables obras de teatro, poemas y cuentos. Fernando Soto Aparicio encarna la frase “vivir para escribir”. Hoy, con una enfermedad terminal, el escritor colombiano se despide de la literatura con “Bitácora del agonizante”.

Soto Aparicio escribió más de 44 libros con diferentes géneros literarios: novela, cuento, ensayo, etc, entre las cuales está “La rebelión de las ratas”, “Mientras llueve”, “Los funerales de América”.

De niño prefería visitar la biblioteca de su padre que los juegos habituales de los niños de su edad y olvidando sus obligaciones escolares, leía a Paul Feval, Miguel Zevaco, Alejandro Dumas y Julio Verne.

“Estudié hasta cuarto año de primaria de manera formal, pero desde que salí del colegio no hice otra cosa distinta que leer, que en sí mismo es estudiar”, confesó Soto Aparicio en alguna entrevista con un medio local.

Trabajó durante catorce años en la televisión. Su propósito fue educar al pueblo con miras a su realización personal y colectiva, utilizando un lenguaje propio del medio de la televisión. También reflejó de manera incansable su posición crítica y denunciante. Un ejemplo de eso es el guión que creó para el ciclo Revivamos Nuestra Historia, titulado Esclavo de Esclavos.

Sus obras han definido al escritor como la voz muda del pueblo, inclusive sus libros de literatura infantil han marcado la denuncia social del país.

“Con la literatura, en los países latinoamericanos no se gana dinero, pero se gana un capital infinito: el aprecio de la gente”, confirmó el escritor boyacense.

Breve semblanza que publica hoy «El Espectador»:

Fernando Soto Aparicio encaró la vida con la misma tozudez y valentía que Rudecindo Cristancho, aquel personaje al que hace más de medio siglo le diera vida en su obra cumbre, La Rebelión de las Ratas. Como Cristancho, la vida en las minas de carbón de Boyacá resultó parte fundamental de su existencia. Muy cerca de una de esas minas, en Socha, Boyacá, nació el escritor hace 83 años y en esas mismas minas fue que el personaje ficticio desarrolló su enconada lucha contra la explotación laboral del imaginario pueblo de Timbalí. (Leer Fernando Soto Aparicio: el fin de la pelea con Dios).

Cristancho trascendió a su época, se convirtió en un símbolo contra la opresión y fue capaz de develar los problemas de una industria extractiva que en buena medida se mantiene 55 años después en el país. Soto Aparicio, con mucha menos promoción, también marcó un hito, gracias a ese espíritu indomable por la escritura, el mismo que lo mantuvo vigente hasta el último momento de su existencia. No en vano, en marzo de 2016, cuando sufrió un accidente que lo dejó fracturado de un hombro, tuvo valor suficiente para reponerse y llegar así, lesionado, a una conferencia que debía dictar en la Universidad Nueva Granada.

Sus contertulios quedaron felices con las anécdotas sobre el oficio de escribir, la Colombia de ayer y la de hoy y las nuevas formas de narrar.Pero la lesión era mucha más grave de lo que él creía y terminó alejándolo del oficio que siempre ejerció. Impedido para escribir, Soto habló con su editor de Panamericana y se las arregló para que acertaran que en vez de entregar sus textos elaborados, los dictara a un asesor los capítulos finales de unos poemas que no alcanzó a terminar. Tres semanas aguantó a ese ritmo, pero finalizando abril, el dolor se hizo tan insoportable que mantenía bajo sedación hasta su muerte en la mañana de este lunes 2 de mayo, en su casa del sector de Suba, en Bogotá.

Este año, en la Feria del Libro de Bogotá, presentó su última obra ‘ Bitácora del agonizante’ (Panamericana, 2015), una compilación nostálgica en la que el escritor hace alusión a recuerdos memorables de su trayectoria literaria, del pasado y del presente.(Leer también «Siempre he estado de pelea con Dios»: Fernando Soto Aparicio).