29 de marzo de 2024

Las Elecciones en EE.UU. versus democracia.

17 de mayo de 2016
Por Clara Inés Chaves Romero
Por Clara Inés Chaves Romero
17 de mayo de 2016

Por: Clara Inés Chaves Romero (*)

Clara Inés ChavesLas elecciones en Estados Unidos son escandalosas por la cantidad de dinero que gastan, a tal punto que con toda esa cantidad podría solventar el problema de la pobreza de ese país, o de los niños en casi todo el mundo.

Berni Sanders por ejemplo, candidato por el partido Demócrata que se dice ser socialista e independiente y no aceptar donaciones, y menos si son de los ricos del establecimiento, se identifica como perteneciente a la clase media y lleva en su posición de senador 16 años.

El presupuesto de su campaña en su búsqueda a ser nominado candidato a la presidencia de los Estados Unidos cuenta con un presupuesto de US $182.786.608” según lo registrado por la Comisión Federal Electoral para marzo 21 de 2016, cifra esta que es bastante representativa. Por su parte, el presupuesto que le financian a la candidata por los Demócratas Hilary Clinton es de US$256.406.847”, quien según Sanders representa a los ricos estadunidenses.

Por su parte el polémico candidato republicano Donald Trump tiene un presupuesto US$51.161.112” y supuestamente es el millonario número uno de ese país en la contienda electoral. Si comparamos esta cifra con la del candidato Sanders, uno se preguntaría quien es más capitalista y representa al establecimiento.

Lo más extraño es que Sanders, a pesar de que va perdiendo las elecciones sigue en campaña dilapidando el dinero que le dieron las empresas y otros donantes para su empresa electoral. Con ello, se vislumbra una doble moral, pues su actuar es contradictorio con su discurso, cuando podría utilizar en labores humanitarias ese dinero que tanto se necesita no solo en ese país donde también hay pobreza, sino en el mundo a favor de causas nobles como el amortiguar las muertes de millones de niños que padecen a causa de la hambruna, de la desnutrición, del desplazamiento, por ejemplo.

Las campañas en ese país cada vez de pasan las cifras limites establecidas y son financiadas por los ricos donantes con identidad secreta.

“En el 2012 las campañas para las legislativas y las presidenciales tuvieron un costo de ocho mil millones de dólares según la Comisión Electoral Federal la (FEC) que es el órgano de regulación electoral americano, y se prevé que la actual campaña a la presidencia tendrá un costo de 10 mil millones de dólares”.

Muchos de los fondos de las campañas no mencionan de donde provienen sus recursos y los Comités de Acción Política (PAC) son los encargados de recolectar dichos fondos no solamente para las distintas campañas que se realizan en los Estados Unidos, sino que los intereses de los generosos donadores no se limitan a dar dinero para la campaña a la Casa Blanca, también inyectan grandes sumas de dinero en las decenas de luchas que se disputan en el Congreso en donde los dos partidos buscan tener el control. ¨Ellos tienen la costumbre de sostener a los candidatos más radicales, lo que contribuye a la polarización de los debates y desincentiva los compromisos, según lo manifestado en versiones de prensa¨.

Para la actual campaña en la que se definirá el candidato único de los partidos tradicionales de los Estados Unidos, se llevan gastados ¨US$ 1.182.047.680¨, (Un mil ciento ochenta y dos millones cuarenta y siete mil seiscientos ochenta dólares).

Con este escenario, nos preguntamos entonces qué clase de democracia existe en los Estados Unidos, país que históricamente se ha caracterizado por liderar causas y promulgar independencias a nombre de la democracia.

Parecería ser que no es el pueblo el que elige a sus candidatos sino la maquinaria que financia las campañas políticas a todo nivel, dejando de alguna manera comprometida la independencia de los elegidos y su libertad de actuar en el cargo público obtenido.

Se pensaría que es una forma de comprar políticos para que aseguren las prebendas y el mercado de unos pocos. Lo paradójico es que los candidatos se presentan como incomprables, tal es el caso del multimillonario Anthony Corrado que, según informaciones de prensa en el juego de la campaña, mencionó que ¨él se presenta como un candidato que no será comprado por los donantes¨.

Todo ello significa que la democracia como la hemos venido entendiendo y ejerciendo ha cambiado, y que debemos de repensarla.

Si la superpotencia, el país que con su independencia inspiró a otros en el mundo, y difundió los derechos fundamentales, presenta crisis en sus partidos tradicionales, entonces que podremos esperar de aquellos países menos desarrollados que se han caracterizado por sus dictaduras continuas.

Lo que se observa en Estados Unidos es una crisis de los partidos y de la manera de hacer política, por ello surgen personajes polémicos como Sanders y Trump, que se asemejan a personajes en América Latina como Chávez en Venezuela, o Abdalá Jaime Bucaram Ortiz en el Ecuador, quienes pretenden responder al inconformismo del pueblo, y refleja a la vez, la distancia del pueblo con la élite en el poder, lo que genera inequidades e injusticia social.

Es la hora de repensar entre todos una nueva manera de gobernar, dejando al lado el populismo, el comunismo, el capitalismo salvaje, y construyendo una nueva democracia en donde realmente exista gobernabilidad y los elegidos representen a las verdaderas mayorías”.

Todo este estilo de hacer política y la manera de realizar las campañas es una fuente de corrupción, mal típico del actual orden internacional que ocurre en la mayoría, por no decir en la totalidad de los países y que hay que combatir.

Hay que acabar con el doble discurso. Por un lado, se realizan cumbres internacionales y las Naciones Unidas hablan de los objetivos del milenio y de indicadores de desarrollo sostenible siendo uno de ellos el combatir la hambruna y la pobreza en el mundo; los líderes mundiales firman sendos tratados o acuerdos en torno al tema, y en realidad lo que hacen es despilfarrar el dinero en campañas políticas como lo hizo el candidato Sanders en Estados Unidos por ejemplo, cuando estas deben de ser y representar la voluntad del pueblo sin compra de votos ni componendas como las que vemos en América Latina y en el mundo en general.

(*) Profesora universitaria y ex diplomática.