El estar y no estar
Omar Yepes Alzate
Sé mas de lo que se cree sobre viejos amigos que recibieron suficientes atenciones del partido en los momentos de bonanza y que se han ido escurriendo sigilosamente en los debates electorales recientes y muy particularmente en el último. No puede censurarse los cambios de opinión cuando obedecen a posiciones razonadas. Los partidos suben o bajan en efectivos electorales por los movimientos que se dan de un certamen a otro. Es el juego de la política. Y más ahora cuando los sentimientos partidistas son otros y los viejos líderes que provocaban pasión en los militantes desaparecieron y las razones ideológicas se han debilitado sensiblemente.
Lo que no es entendible es la simulación. El estar y no estar. El aparentar posiciones que no se tienen. Lo que algunos catalogarían como juego sucio. El tratar de jugar a dos bandas para asegurarse un futuro. Para poder decir como el viejo diplomático francés al percibir el ruido de los comicios: «nosotros vamos ganando». Alzate Avendaño, al calificar la conducta de alguno de sus ondulantes amigos le llegó a espetar que era tan fiel que llegó a tener varias fidelidades, «que era tan fiel que le era fiel a todo el mundo». Así podríamos decir de algunos de los viejos amigos que nos acompañaron con tanta decisión en el pasado, contribuyendo a hacer del conservatismo de Caldas uno de los más vigorosos del país y que hoy resolvieron dar el brazo a torcer, confundiéndose en la asqueante política predominante en Colombia tan ajena a los antiguos postulados que caracterizaban el accionar de nuestras colectividades históricas.
Más adelante entregaré nombres de los que ya no nos acompañan y que se camuflan para tratar de pescar en varias aguas.