29 de marzo de 2024

Cambio climático: ¿dineros a qué precio?

12 de febrero de 2016
Por Ana Milena López de Vélez
Por Ana Milena López de Vélez
12 de febrero de 2016

Ana Milena López de Vélez

ana milena lopezAhora sí, después de 38 años de anunciarles a sus causantes la peligrosidad del calentamiento global, después de 32 Paneles Climáticos Intergubernamentales y de 20 Cumbres Mundiales…

Pues ahora sí, con las pruebas científicas en mano contenidas en el Quinto Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio climático donde se dice con un 95% de certeza que “…la actividad humana es la causa dominante del calentamiento observado desde mediados del Siglo 20…”

Atragantados todos con una espina de delfín rosado y sin poder respirar con el Quinto Informe proveniente del trabajo minucioso realizado por 209 autores principales, 600 autores contribuyentes, 50 editores, 1.089 expertos revisores que hicieron 54.677 observaciones al documento y en el que participaron 38 países …

Allí se lee, renglón por renglón y en recuadros resaltados en color rosa, el “Resumen para los Responsables de Políticas “donde dice que en estos pírricos seis años transcurridos  entre el Cuarto Informe del año 2005 y el Quinto Informe del año 2013, el forzamiento radiativo ha aumentado en un 43%  superior a  lo previsto. ¡¿Y el compromiso no había sido lo contrario?!!

Entonces, ahora sí, los que toman las decisiones en 196 países y que producen el 95% de los gases invernadero en este planeta, vuelven y dicen que ahora sí van a ser efectivos y eficientes para reducir sus emisiones llevando su generación de energía actual hacia energías limpias así como sus industrias. ¡El propósito es descarbonizar nuestras sociedades! Y ahora sí se van a meter la mano al bolsillo.

Para reducir la Huella de Carbono de cada uno de los siete mil millones de habitantes de este planeta- habituados unos más que otros a dejar cualquier reguerito de CO2  a nuestro paso- la COP 21 anuncia múltiples Fondos Financieros donde se depositarán miles de millones de dólares o de euros.

Bien. Vamos por ellos, negociadores colombianos, pero siempre tengan presente: ¿habrá gato encerrado donde de eso tan bueno no dan tanto?

Escuché al Ministro de Medio Ambiente, Gabriel Vallejo López, dar un parte de victoria sobre la firma de dos Convenios en el Programa “Visión Amazonia” que estableció como meta CERO DEFORESTACION en la Amazonía. Estos Convenios venían siendo estructurados durante más de un año con Alemania, Noruega y Reino Unido. Hoy el monto aprobado es de $300 millones de dólares: $100 millones para Amazonía y $200 millones para otras regiones como Antioquia, Chocó y Putumayo, afectadas por la tala ilegal que sigue inmediatamente después del solicidio (léase homicidio de los suelos y aguas) que hace la minería. También escuché al Presidente Santos decir que la meta de recaudo de la iniciativa “Colombia Sostenible” es de dos mil millones de dólares.

Cuando pensaba que este artículo ya estaba concebido, el sábado en la mañana escuché el programa radial ambiental de la Universidad Tecnológica de Pereira. Y tocaron un punto clave: ¿Cuándo hemos visto aquí en Colombia que las inversiones particulares de empresas transnacionales y sus inversionistas velen por la calidad de vida y la felicidad de los habitantes locales de los lugares donde asientan sus megaproyectos? Y pensé: ¿a cambio de qué nuestros negociadores se traerán el dinero de ellos? A cambio de aire limpio? ¿O tendrán que escriturar nuestro subsuelo para minería o para cualquier otra cosa?

Atentos. Colombianos que negociaron en París ofreciendo detener la deforestación en Colombia, reforestar en Colombia, descarbonizar nuestras tecnología y sistemas productivos, reducir en 20% nuestras emisiones de Carbono para el 2030. ¡Cuidado! Tengan siempre en cuenta la calidad de vida y la felicidad de los colombianos que habitan este suelo antes de firmar compromisos que privilegien la rentabilidad de las inversiones que aquí se van a realizar.

No tienen la autorización de nosotros, los otros colombianos,  para vender nuestro suelo. No alquilen a 99 años nuestros recursos naturales. No entren en el juego de cambiar recursos naturales por espejitos, hoy espejitos de energía limpia. Ya en ese  juego caímos hace 500 años y acabamos de caer otra vez el mes pasado con ISAGEN por unas viles monedas.  Cuidado con los lobos vestidos de ovejas. Los detentores del poder que van detrás de su bien particular por encima del bien común. Negociantes privados que actúan por encima de sus Gobiernos. Y Gobiernos que actúan por encima de sus gobernados.

Y sí. Colombia va a participar con su cuota en la restauración de los 20 millones de hectáreas de bosque propuestas por la Iniciativa Global antes del 2020. Estamos haciendo la tarea. Tenemos un renovado Sistema de Monitoreo de Bosques y Carbono. En el 2013 se talaron 120.933 has de bosques, muy por debajo de la media que teníamos en 2010 de 336.000 has anuales. Eso vale un aplauso pasito porque hemos reducido en 2/3 la tasa de tala anual…solo para darle ánimo a los equipos estatales y de la sociedad civil que han venido arriesgándose a detener a los taladores…

Hablemos al oído de los diplomatas negociadores del Cambio Climático por Colombia; hoy están en Kenya negociando 36 Resoluciones y muchas más y mañana estarán en cualquier otro lugar del mundo. Caballeros y damas, los gobiernos locales existen y se llaman Alcaldías Municipales. Los habitantes locales existen, son de carne y hueso y tienen derechos protegidos por la Ley. Si los inversionistas transnacionales sueñan con un tándem de siete (7) represas en el río Magdalena – algunas de ellas sobre el amado Huila-  para obtención de energía eléctrica limpia que les retribuya en rentabilidad, muy por el contrario los habitantes locales sueñan con una vida próspera y feliz.  Sin la participación y aprobación de los habitantes locales y la viabilidad económica y próspera de sus comunidades no se refrendará nada de lo acordado. ¡Mejor, obtengamos de una vez  todas las energías limpias del viento o del sol!

Y a los Senadores en ejercicio. Atentos a que las poblaciones municipales dispongan de leyes  que les permitan detener a tiempo cualquier negociación, así se esté bajo la premisa del Cambio Climático. Sin aprobación de los habitantes, lugareños o colombianos, ni pío.