Victoria y siesta del Barcelona
Nos visitaba el Granada a las cuatro de la tarde. Esa hora intempestiva que si el viernes has salido te pilla en un estado que no necesita comentario. No digo que sea el caso, pero tampoco voy a desmentirlo. Temperatura primaveral, un poco hortera. Yo siempre he creído que el calor es de pobres, que decir «hace buen tiempo» es populismo y que La Civilización surgió del frío. Sol y sombra, el Granada crecido presionaba arriba y al Barça parecía que le costaba, pero fue sólo un espejismo.