Las encuestas electorales. ¿Sirven para algo?
JOSE FERNEY PAZ QUINTERO
ABOGADO CONSULTOR
Las encuestas electorales de moda en esta época de agitación partidista han encontrado defensores y detractores según el resultado de las mismas, si le es favorable a un partido, movimiento o aspirante, son de inmediato elogiadas, al contrario, los mal calificados, acuden a su reprobación, hasta el punto de pedir su regulación ante el Consejo Nacional Electoral.
La pregunta a formular sería ¿si las encuestas además de permitirnos conocer las opiniones de los ciudadanos, pueden influir o direccionar en la opinión de los mismos al momento de depositar el voto?
No hay duda que la divulgación de dichas consultas, son publicitadas por los diferentes medios generando efectos sobre los electores, porque de otra manera no tendría explicación el por qué todos los candidatos hacen hasta lo imposible por aparecer en dichos sondeos, haciéndolos conocer cuando los favorecen, dando origen a lo que se ha denominado el voto útil o pragmático, utilizado por aquel votante indeciso que desea participar con un voto ganador, al ubicarse con las preferencias de las mayorías, con la consigna, “ si es el que va a ganar, pues votemos por él “.
Pero a diferencia de lo expuesto, esa publicación puede también traer consigo beneficios para aquellos candidatos que ocupan los puestos secundarios, por cuanto los obliga a rediseñar las campañas, la búsqueda de nuevos apoyos, alianzas de última hora para atajar al contrincante, vendiendo una imagen diferente frente al electorado, para minar la credibilidad del puntero en las encuestas.
En síntesis, los cuestionados sondeos de opinión pueden traer ventajas, dependiendo del uso que los partidos y los candidatos hagan de los mismos, sin olvidar la máxima que la verdadera encuesta es la que se divulga a las pocas horas de terminada la votación, por parte del ente oficial, siendo lo demás paisaje y especulación.
Claro está, que en épocas no muy lejanas hizo carrera la fatídica frase del cura rebelde Camilo Torres Restrepo, “quién escruta elige”, etapa que creemos esté ya superada, para bien de la paz social y respeto por la institucionalidad, por cuanto lo sano es que quien salga elegido , lo sea por la libre decisión del elector y no producto de maniobras o ardides antidemocráticos, sin desconocer la urgente necesidad de modernizar el sistema electoral colombiano, empezando por la estructura misma del Consejo Nacional Electoral, apéndice de los partidos políticos, si lo que se pretende es independencia y autonomía.
Pero independiente del tema de las encuestas, esos candidatos si desean obtener el favor popular, deberían preocuparse más en sus campañas por el concepto de la moral administrativa, prioritaria en cualquier escenario público, que abarca el cumplimiento debido de la normatividad constitucional y legal, del buen manejo del erario, y sus propuestas respecto de las cuatro misiones propias de cualquier gobernante y que aluden a la seguridad ciudadana, educación, infraestructura, salud y bienestar social, sin dejar de lado la investigación , la ciencia, que es la que nos daría la bitácora para obtener el verdadero desarrollo social, pero duele decirlo , no se toca esa área por quienes serán los gobernantes del futuro.
Ahora bien, frente a las denuncias sobre la participación abierta de funcionarios públicos en el debate eleccionario, siempre se ha dicho que en las democracias participativas la administración debe ser neutral, no significando con ello, que los empleados públicos les esté vedado tener unos principios políticos , una adhesión a un partido, opinión que debe ser ejercida a través del voto y de no hacerlo faltarían a su deber ciudadano, pero no es de recibo que estos lo hagan abiertamente, inclusive utilizando recursos del estado para favorecer una determinada aspiración electoral, como se viene apreciando con la desesperada estrategia petrista en favor de la candidata del Polo para la alcaldía de Bogotá, que raya en el abuso descarado del poder.
Que sirva este debate que culmina el próximo 25 de octubre, como sostén de la poca democracia que nos queda, para que se imponga la voluntad popular, entendiéndola como un acto permanente de intervención sobre el manejo de los negocios públicos, un plebiscito cuotidiano y sobre todo una vigilancia pública para los que desean ejercer la función de gobierno, desprovista de las ambiciones sin horizonte, y malévolas intenciones de aprovecharse de los recursos públicos y de la contratación, en donde pareciera que lo que importa es esquilmar el presupuesto de las entidades oficiales y sus regalías.
En este escenario que vive la política nacional, nos hace recordar la famosa frase del maestro Echandía, cuando sentenció en su sabia filosofía: “En política se puede meter la pata cien veces y se saca, pero no se puede meter la mano “.
A ellos, los aspirantes, recordarles, que la soberanía reside en el pueblo mismo, en todas las categorías sociales incluyendo, desde luego, a la gleba innumerable, al vulgo, a la chusma doliente, como la llamaba el Dr. Gaitán, que representa la sustancia de la patria y que al decir del tribuno sostiene sobre sus hombros “la fábrica ideal de la ciudadanía “.
ADENDA UNO: No es secreto alguno que las elecciones del 25 de octubre, más que proveer unos escaños en los Concejos municipales, Asambleas Departamentales, elección de los gobernantes de los entes territoriales, lo que está en juego es el alinderamiento de las fuerzas políticas para la sucesión presidencial del 2018.
El ciudadano del común sabe muy bien por una apreciación global de las cosas que vienen sucediendo, que el fondo político es el de las candidaturas presidenciales.
En nuestro país no hay campo para las sorpresas, requiriéndose desde ya se destapen las cartas, se conozcan los nombres, las figuras, las ideas de las personas que nos quieren gobernar.
En estas materias, el concepto del pueblo es mucho más inteligente que el de ciertos personajes que ubicados en la alta burocracia o posición social, creen que pueden a través de las transacciones imponerle al país candidatos ajenos al sentir mayoritario, olvidando deliberadamente que esa masa votante conoce muy bien a sus dirigentes, sus antecedentes, sus ejecutorías y sabrá seleccionar entre ellos, o por lo menos, eso es lo que se le escucha decir al hombre de la Calle.
ADENDA DOS: Recordar es volver a vivir, reza el refrán popular y puede ser aplicado por la oportunidad del reencuentro de la promoción de abogados 1971, U. de Caldas celebrado en Manizales el pasado 3 de Octubre en la residencia campestre del reconocido dirigente nacional cafetero Mario Gómez Estrada, con las finas atenciones de su distinguida señora, que nos permitió regresar al pasado, evocar la memoria de quienes partieron hacia el más allá y compartir vivencias de una pléyade de profesionales que han sobresalido en sus diferentes campos de la actividad ciudadana, juristas, académicos, togados, hombres públicos, industriales, de empresa privada, religiosos, de labor social, que han honrado la profesión con trasparencia y coherencia en el actuar. Ojalá el ser superior y el decurso de la vida, nos de otro momento de acercamiento.
Bogotá, Octubre 13 2015.