29 de marzo de 2024

La caída de una dinastía criminal

2 de septiembre de 2015
2 de septiembre de 2015

BOGOTA, 02 de Septiembre de 2015 (RAM)  La trayectoria criminal que durante años la familia Quiroga acumuló desde la comodidad de su casa, terminó con la captura de sus cuatro principales integrantes (papá, mamá y dos hijos), y otras cuatro personas señaladas de comprar, modificar y vender los teléfonos móviles robados en Bogotá y municipios de Cundinamarca.

12 días después de la presentación de la nueva estrategia contra el robo de celulares por parte del señor Presidente de la República, doctor Juan Manuel Santos Calderón, la Policía Nacional desarticuló una de las estructuras identificadas y priorizadas por controlar gran parte de este flagelo en el interior del país.

Investigadores de la DIJIN descifraron el engranaje delincuencial de la banda “Los Quiroga” y ubicaron a sus integrantes en San Cristóbal, Kennedy, Bosa y Candelaria en el sur de Bogotá; entre ellos al cabecilla, alias “Cristian” de 34 años de edad, el hijo mayor de esta dinastía criminal.

La operación permitió adelantar seis registros, en los que fueron recuperados 10 cuadernos con más de 4 mil números IMEI que serían puestos a equipos móviles reportados como hurtados, y ubicada una completa base de datos que da cuenta de los movimientos fraudulentos que realizaba la estructura y de sus contactos en diferentes compañías.

El primer eslabón lo dirigía alias “La Doña” (madre), quien era la receptadora de la banda y se encargaba de comprar los celulares hurtados, mediante las modalidades de atraco, raponazo y cosquilleo, en diferentes ciudades, principalmente en Bogotá.

Esos aparatos los recibían alias “Duval” y “Frederick”, padre e hijo respectivamente, quienes en asocio con otros dos hombres, se encargaban de manipular ilegalmente la información del IMEI o la clonaban, y acudían a sus contactos en las empresas de telefonía móvil, para vulnerar los protocolos de activación o desactivación de los celulares reportados.

El tercer eslabón criminal lo lideraba alias “La Mona”. La mujer vendía los equipos liberados ilegalmente y los distribuía en sectores comerciales del centro de Bogotá. El valor dependía de la gama o complejidad de las alteraciones que les realizaban. Otro de los auxiliadores de esta organización capturado, era empleado de una distribuidora que manejaba la franquicia de una empresa de telefonía móvil, que conseguía las tarjetas SIM para que los celulares entraran en funcionamiento.

La Policía Nacional estableció que la banda “Los Quiroga” obtenía entre 4 y 6 millones de pesos semanales por la venta de equipos robados, según la información que manejaba alias “Cristian”, cabecilla de la estructura. Los ocho capturados serán presentados ante la autoridad judicial competente por los delitos de concierto para delinquir, receptación y manipulación de terminales móviles.

Manipulación y fraude

Desde mayo de 2014, cuando la Dirección de Investigación Criminal e INTERPOL, detectó el actuar delincuencial de “Los Quiroga” gracias a la denuncia ciudadana, fueron referenciados los procedimientos ilícitos a los que acudían sus integrantes para liberar los celulares hurtados.

Comenzaron clonando los registros IMEI de los equipos robados y los copiaban en teléfonos de China que ingresaban de contrabando al país. También los plasmaban en otros celulares de segunda. Les cambiaban las tarjetas o circuitos electrónicos y creaban un aparato nuevo, que en apariencia reflejaba ser de una gama mayor.

En estos dos casos, y luego de las alteraciones, llamaban a cualquier operador para volver a reportar la pérdida de los celulares y recibían el número consecutivo de la novedad que registraban. Minutos después, se comunicaban nuevamente con la línea de atención al cliente de la empresa de telefonía y aseguraban que el celular había aparecido. De esta forma lograban que el reporte negativo por pérdida o robo fuera levantado.

Las medidas asumidas por las compañías de celulares y los controles que aumentaron por parte de la Policía Nacional, llevaron a “Los Quiroga” a mutar a otra técnica de fraude. Los equipos robados y modificados electrónicamente, eran remarcados con números IMEI que ellos mismos inventaban y con los que intentaban seguir secuencias, que los contactos en las empresas de telefonía les entregaban. Así obtenían similitudes a un IMEI original.

Como evidencias de estas modalidades de engaño, fueron encontrados cuadernos con miles de IMEI y datos de las personas que los orientaban.