28 de marzo de 2024

¿Qué justifica a Aeropalestina?

Por Mario De la Calle Lombana
23 de agosto de 2015
Por Mario De la Calle Lombana
23 de agosto de 2015

Por: Mario De la Calle Lombana 

mario de la calleEn mi columna anterior me refería a la ponencia presentada por el Ingeniero Gonzalo Duque-Escobar en el debate “Verdades y Mentiras del Macroproyecto Aeropuerto del Café”, llevado a cabo en el recinto del Concejo Municipal de Manizales el pasado 27 de julio. En mi escrito traté de traducir a buen romance los conceptos que, arropados en terminología técnica de desarrollo, buscaban mostrar cómo lo que corresponde ahora es olvidarse de todo lo que se ha hecho y se ha invertido en el proyecto de aeropuerto (¡se enterraron allí 190 mil millones de pesos!), y empezar de nuevo, con otra tecnología de construcción, con un viaducto de concreto en lugar de los terraplenes que se ensayaron antes (y que resultaron un completo fracaso), para construir una pista a un nivel 8 metros más bajo que el de la proyectada inicialmente y con una orientación diferente. Y con la confesión, por parte del propio ponente, de que esta será una solución sustancialmente más costosa.

Hoy pretendo analizar algunas de las razones que aduce la ponencia para convencernos de que debemos asumir ese monstruoso sacrificio financiero (ahora, cuando la economía del país está viviendo las vacas flacas), dadas las ventajas que se prometen como resultado de tan gigantesca inversión.

Empieza la ponencia haciendo mención del valor estratégico de Aerocafé. Y dice: “Aerocafé cuenta con una posición de privilegio como centro de la ‘conurbación Cali-Medellín’ (SIC) y epicentro del Triángulo de Oro de Colombia, un territorio de 200 km de radio, donde habitan 23 millones de habitantes y se genera el 64% del PIB de Colombia”. Por más que lo medito, y aceptando que el uso del término “epicentro” se hizo en sentido figurado, no veo cómo esa definición valide la idea de que tal ubicación sea la conveniente para un gran aeropuerto. Y es que lo del “Triángulo de Oro” es solo un lema propagandístico para destacar la importancia de la región que tiene como vértices a Bogotá, Medellín y Cali. ¿Y eso qué? Tanto el aeropuerto de Matecaña, ya existente y en pleno auge, como Aeropalestina, que volvió a la simple categoría de anteproyecto, están muy lejos de Bogotá, de Medellín y de Cali, y no se ve cómo pudieran (si es que esa es la esperanza) generarle competencia a Palmaseca, Rionegro y Eldorado. Y, entonces, ¿por qué el ser más o menos equidistante de esas tres grandes capitales es ventaja para un aeropuerto? Un gran aeropuerto situado en el centro de gravedad de ese triángulo, no justificaría que los habitantes de las tres grandes capitales se desplazaran varias horas hasta Palestina para tomar un avión que puede aterrizar actualmente a menos de una hora de sus casas.

Lo que sí podría, aparentemente, darle a un aeropuerto en esta región alguna ventaja competitiva, sería lo que expone la Asociación Colombiana de Aviadores Civiles. Según ésta, un jumbo que levanta 75.000 libras del aeropuerto de Medellín y 83.000 del de Bogotá, podría levantar 112.000 desde Palestina, Caldas, generando economías de un 36% y de un 49% frente a Bogotá y Medellín, en su orden.

Pero, ¿por qué ese avión puede levantar tanta carga de más desde Palestina? ¿Por la altura sobre el nivel del mar de Palestina (1.526 metros), mucho menor que las de Bogotá (2.548 metros) y Rionegro (2.142 metros)? Puede ser. Pero si a eso vamos, entonces sería mucho mayor aún la cantidad de carga que se podría levantar con el mismo avión desde Cartago, a menos de mil metros de altura sobre el nivel del mar, y que tiene ya vías terrestres mucho mejores que Palestina. O sea que, si el argumento fuese válido, desde hace muchos años la pista del Santa Ana se habría ampliado a los 3.600 metros que dizque alguna vez va a tener Palestina, Si así no ha ocurrido es porque esa supuesta capacidad de carga es solo teórica: ¿De dónde vamos a recoger en la región esa cantidad de libras de carga? Si esa posibilidad existiera, repito, ya el aeropuerto de Cartago estaría operando con rutas cargueras desde hace mucho tiempo. Es que ¿sí cree Usted, amable lector que haya llegado hasta este punto de mi columna, que tenemos la capacidad para juntar esa inmensa cantidad de carga hacia el exterior? ¿En flores de exportación? Y, ¿cuántas veces por semana? Un vuelo de esos aviones gigantescos que sueña el ponente y que opere, digamos, cada quince días, no justificaría de ninguna manera la existencia de ese gran aeropuerto con pista de 3.600 metros en Palestina. Porque además el mismo autor, cuando afirma que Aeropalestina va a “servir de complemento a Matecaña”,  reconoce que éste último aeropuerto seguirá operando, y entonces los vuelos de pasajeros seguirán aterrizando y despegando en su mayoría desde Pereira, y el nuevo aeropuerto apenas servirá para atender la demanda actual de la Nubia y para que llegue ese súper-avión que se va a llevar las 122.000 libras de flores. Si es que de verdad viene porque, ¿cuáles serán las importaciones que traeremos para justificar el vuelo de venida? Ese súper-avión dizque vendrá de Tokio, vía Hawaii o de Sydney, vía Tahití, según propuesta de la doctora Ana María González citada por el ingeniero Duque-Escobar. ¿De veras es razonable esperar que esas dos rutas tengan demanda suficiente hacia la región cafetera para justificar el enorme esfuerzo económico que significaría la construcción de los 3.600 metros de pista y de las grandiosas instalaciones aeroportuarias que tal pista exigiría? O, ¿es que de veras hay quien crea que los empresarios de Bogotá, Medellín y Cali, van a traer su carga de importación a las montañas de Caldas, para tener que llevarla después por tierra a sus fábricas y almacenes, a centenares de kilómetros de aquí, en lugar de recibirla en el patio de atrás de sus sedes?

Hay otros aspectos totalmente controvertibles en la argumentación de la ponencia, pero con lo dicho hasta ahora, ya es suficiente. Podría esgrimir muchas otras verdades, no mencionadas en la ponencia, contra ese esperpento del megaproyecto; pero por ahora me limito a preguntar: ¿Sí son tan ingenuos los manizaleños como para creer que nos van a construir la segunda pista más larga de Colombia (3.600 metros; la de Bogotá tiene 3.800 y la que le sigue, Medellín, tiene 3.557), aquí  en estas breñas, cuando ni siquiera tenemos la carretera que merece la ciudad? Nos dieron contentillo con una dizque Autopista del Café: Una doble calzada rudimentaria de muy pobres especificaciones entre Manizales y Chinchiná y pare de contar, porque de allí hasta Santa Rosa tenemos simplemente una sola calzada de doble vía, e igual sucede de Dosquebradas en adelante, por la vía La Romelia-El Pollo. Entonces, en cuanto al aeropuerto, si acaso, después muchísimos años y de inversiones multimillonarias, nos despacharán, como lo he dicho muchas veces, con una Nubiecita, tal vez iluminada sí, si es que estamos muy de buenas, pero mucho más lejos de Manizales que el aeropuerto actual. Y sin garantía de que las cenizas del Ruiz, que a veces entorpecen la operación de La Nubia, no afecten igualmente a Palestina. Ya hemos visto que hasta Matecaña resulta a veces cerrada por ese mismo motivo.