28 de marzo de 2024

EL AJUSTE FISCAL DEBE SER CLARO Y PARA TODOS

15 de julio de 2015

La economía ha entrado en una etapa de desaceleración que ya no se puede negar y aunque el panorama no es crítico y no se compara con el de otros países de la región, no es conveniente pretender pasarlo por alto o minimizarlo y menos satanizar a quienes hacen caer en cuenta de los problemas. Sincerar los datos y mostrar la realidad es una obligación no solo quienes tienen el trabajo de evaluar la coyuntura, sino del mismo Gobierno. Lástima que el Congreso de la República no estuvieraen el mismo plan, pues esta es una de sus principales funciones, pero que desafortunadamente se ha abandonado, dejándola a solitarias voces de la oposición que no generan el impacto requerido para presionar soluciones.

La caída en los precios internacionales del petróleo y el mediocre comportamiento de las exportaciones en general han generado un faltante en la cuentas fiscales y un déficit enla cuenta corriente del sector externo que es a todas luces muy preocupante al alcanzar ya un equivalente a 7% del producto nacional. Buena parte del deterioro de la tasa de cambio es consecuencia de esa situación. En el corto plazo no se vislumbra un cambio en la tendencia y más bien por el contrario hay factores que inducen a pensar que el panorama puede empeorar que en el caso del petróleo se expresa en una mayor oferta de crudo y una creciente acumulación de inventarios por una menor demanda. Las economías dependientes de las materias primas llevarán la peor parte.

Aunque el Gobierno ha anunciado varios recortes en la asignación de recursos, solo hasta ahora parece concretarse en la realidad: el Ministerio de Hacienda ha anunciado que el presupuesto de inversión del sector central sufrirá un recorte de 10% para 2016 y que las prioridades oficiales serán los gastos de funcionamiento y el obligatorio pago del servicio de la deuda pública externa e interna. De esta forma, el país completará un cuatrienio en el que los recursos para los programas de inversión contenidos en el presupuesto estarán sin aumento. En 2013 fueron asignados $43,6 billones, en 2014, $44,4 billones en 2015, $46,1 y en 2016 se estima en $40 billones.

Sin duda, dadas las condiciones de la economía que implicarán un menos crecimiento para este año a un estimado de 3% frente a 4,6% en 2014, es evidente que el ajuste fiscal se hace inaplazable por necesidad y se debe aceptar que se sentirá con todo el rigor en el próximo año, lo cual hace más difícil calcular cual será el desempeño agregado dada la importancia del gasto oficial en la demanda de toda la economía.

Se entiende que no es fácil hacerlo, o mejor controlarlo, en un período preelectoral, pero resulta de imperiosa necesidad iniciarlo cuanto antes como forma de garantizar algún margen de maniobra tanto para el gobierno central como para los nuevos mandatarios locales que comenzarán su gestión en 2016y tendrán sus arcas vacías.

LA REPÚBLICA/EDITORIAL