28 de marzo de 2024

Entrevista con sesgo

Por José Ferney Paz Quintero
18 de mayo de 2015
Por José Ferney Paz Quintero
18 de mayo de 2015

Por: Jose Ferney Paz Quintero
Abogado Consultor

Ferney paz imagen reducidaLa palabra sesgo proviene del verbo sesgar, que hace referencia a torcer o atravesar algo hacia uno de los lados o que se sitúa de forma oblicua. Esta noción de sesgo es muy utilizada en la psicología por cuanto un sesgo cognitivo es una característica de una persona que incide en el procesamiento de la información generando una distorsión que puede afectar el modo de percibir la verdadera realidad de las cosas.

Desde hace varios años soy asiduo seguidor del espacio televisivo del canal Uno denominado “Pregunta Yamid”, que sin lugar a dudas recoge una gran audiencia nacional que le permite al ciudadano conocer las opiniones, tesis de los personajes de la vida nacional en los campos de la política, la economía, la justicia, voceros oficiales, así como el pensamiento empresarial.

Una entrevista periodística, no es más que la oportunidad que se le presenta al entrevistador de obtener la mayor información respecto al entrevistado con la voluntad manifiesta de explorar sus puntos de vista sobre los temas que se supone son de su especialidad, como también aquellos que han sido objeto de censura o de cuestionamientos éticos por parte de la opinión por tratarse de una figura pública.

Se plantea lo anterior para aludir a la entrevista que el periodista en mención le hizo días atrás al magistrado Alberto Rojas Ríos, quién por fallo de tutela regresa al seno de la Corte Constitucional, al dejar sin efectos jurídicos la decisión que meses anteriores había proferido la sección 5 del Consejo de Estado, en donde se decretaba la nulidad de su elección, contra la cual el afectado interpuso acción de amparo fallada a su favor por una Sala integrada por dos conjueces y una magistrada titular.

En honor a la verdad, pena ajena fue la sensación que dejó esa mal llamada entrevista, direccionada, con libreto predeterminado, realizada con medidas de sastre, para que el entrevistado expusiera a sus anchas lo que le convenía, aludiendo a la importancia y bondades del ejercicio jurisdiccional, sus debilidades, fortalezas, eventuales reformas a su estructura, su inmaculado paso por la Corporación antes de decretársele la nulidad que lo retiró transitoriamente de la Corte Constitucional, cuidándose eso sí, de no tocar aspectos de su pasado profesional y la oposición a su nombramiento por diversos estamentos de la sociedad, incluyendo la jurídica, no faltando sino que se le impusiera en el estudio de grabación la orden José Ignacio de Márquez por los servicios prestados al sistema judicial colombiano.

Los televidentes nos quedamos esperando que el experimentado periodista, ejerciera su verdadera labor de entrevistador frente al personaje, duramente cuestionado por la opinión ciudadana, medios de comunicación, articulistas, estamentos jurídicos y judiciales, por su pasado profesional, hasta el punto de ser acusado de un supuesto fraude en detrimento de una poderdante e incurso en faltas contra la ética en el ejercicio de la abogacía.
Tampoco se le indagó sobre su activismo partidista que debe ser ajeno al campo jurisdiccional, ni sobre las denuncias respecto a sus alianzas en el organismo colegiado con el también cuestionado magistrado Pretelt en la sonada tutela interpuesta por el ex parlamentario José Guerra de la Espriella condenado en 1998 a 72 meses de prisión dentro del escándalo del proceso 8000, donde el magistrado Rojas como ponente fue partidario de acoger las pretensiones del convicto y rechazada por la respectiva sala y otras más que por el arte mágico del repartimiento ingresaban a su despacho para su conocimiento y revisión, con la particularidad que todas representaban intereses de gran valor patrimonial.

De igual manera no se le auscultó su concepto sobre el mal momento por el que pasa la institución a la que regresa, en donde el pudo haber contribuido en ese factor de desconfianza que cobija a la rama judicial, la que se encuentra en cuidados intensivos para una reforma estructural que le restablezca la seguridad jurídica perdida.

Las anteriores observaciones tienen su fundamento en la importancia del juez en la sociedad civil, el cual es depositario de una soberanía que la misma le ha entregado y a la cual ha de rendirle cuentas, momento que fue desaprovechado por el entrevistador, al omitir preguntar lo que en realidad esperaba la audiencia, de escuchar en la propia voz del entrevistado las explicaciones a las críticas que se le han venido formulando, que tocan con los aspectos éticos morales

Reconocemos que un buen periodista es en primer lugar un facilitador de información, la cual debe ser útil y vinculada a la realidad. Ahora bien, dentro de las facilidades que tiene este comunicador en su ejercicio, se debe destacar el PODER que poseen de convertir en positivo algo que no lo es, en ciudadano de bien a quien presenta interrogantes de orden moral, situación por demás delicada cuando se trata de informar sobre el proceder y la conducta de personajes de la vida nacional, y en el sub- examine, nada menos que de un magistrado de la Corte Constitucional, la encargada de diseñar el rumbo jurídico del país.

Pareciera que eso fue lo que se percibió en el susodicho reportaje, en donde el avezado periodista dejó de serlo, para convertirse en un simple ejecutor de un temario previamente elaborado, en donde brillaron por su ausencia, la espontaneidad, la improvisación, la contra pregunta, el debate, la controversia, la interaciòn, elementos básicos de una verdadera entrevista, cuando no tiene las característica de ser estructurada o formal, como la que se planteó.

Pero la sorpresa nos la dio la pregunta que habitualmente se le formula a los televidentes al final del programa, que pretende evaluar la intervención de quien fue entrevistado, por cuanto se esperaba se consultara la opinión sobre el personaje y la conveniencia de su reintegro a la Corte Constitucional, y no si dicho organismo ha garantizado la protección de los derechos de las minorías o de los más débiles, como si la naturaleza de dicho ente no fuera esa, la de velar por el cumplimiento de los preceptos constitucionales y en ese contexto aparecen las minorías.( artículo 7 CP)

La sensación que se dejó fue la de una entrevista maquillada, de presentar una faceta del invitado diferente a la que se ha difundido, circunstancia esta que le hace perder credibilidad a ese hipotético periodismo de opinión, en un país que reclama insistentemente que se le diga la verdad. Sólo la verdad nos hará libres, aplicando la frase evangélica.

ADENDA: Desconcierta la creciente ola de impunidad por la que atraviesa el país, denuncias a diario así lo confirman, delincuentes que son aprehendidos en flagrancia y a las pocas horas soltados para que continúen cometiendo sus fechorías, por unos funcionarios que representan a una justicia débil e inoperante, pues para ellos es más importante determinar si se dio la flagrancia que el hecho delictivo mismo, a pesar de las evidencias aportadas conforme a lo establecido por la ley 1453 del 2011, Código de procedimiento penal, constituyéndose ellos sí, en un peligro social como operadores judiciales, sin que se les investigue y sancione con severidad ese comportamiento omisivo por los organismos superiores, olvidando que esa impunidad que patrocinan es compañera inseparable de la violencia y en oxígeno que da lugar a su proliferación y virulencia.

Pero el problema de la impunidad no solo se reduce a esto, no se agota en el campo jurídico, siendo lo más grave la impunidad social, una aterradora aceptación por una buena parte de la sociedad civil de las personas que han cometido atroces delitos, prevaricado, que han abusado de la confianza ciudadana, atracando las finanzas públicas, con sanciones fiscales, disciplinarias, fallos de nulidad, testaferros de personajes de dudoso cuño, vinculados a actos de corrupción, con pasado oscuro y cuestionamientos sociales, así como la impunidad personal de aquellos que no sienten vergüenza o culpa de sus actos, sino que se enorgullecen de ellos, exhibiéndolos como emblemas de prestigio, queriendo pasar de agache buscando afanosamente apoyos y avales para participar en la próxima contienda electoral.

Que el gobierno, los partidos, estamentos de poder y la poca justicia creíble que nos queda, tomen cartas en este tema, que de no abordarse con la seriedad requerida, traerá consecuencias institucionales.

A propósito de la columna anterior, titulada:”Lo que faltaba: la negativa y miedo a denunciar”, con una adenda, sobre un país descuadernado, fueron muchos los correos recibidos, en donde coinciden con lo expuesto, los cuales agradezco y sirven de estímulo, resaltando uno enviado por un distinguido colega residenciado en la ciudad de Bogotá y tratadista de derecho, el cual reproduzco.

Apreciado José Ferney: “Descuadernados de manera total como nunca antes en la historia de Colombia: Esa es la imagen que refleja la cascada de acontecimientos sobrevinientes. Sin justicia la corrupción campea y lo peor: la descomposición se está enquistando en la propia justicia ante los ojos de unos ciudadanos que nos vemos obligados a observar impotentes esta gran calamidad. Los órganos de poder han venido siendo capturados por avivatos como otra escuela de clientelismo y la mermelada.”

“¿Qué nos espera? ¿Cómo sacudir el árbol de la corrupción para que caigan las atornilladas manzanas podridas y podamos vislumbrar que tendremos frutos frescos y sanos”

Los comentarios se los dejo a los amables visitantes al portal.

Bogotá, Mayo 19 2015.