Una buena tanda de chistes de gallegos
– Porque les han dicho que es bueno para la circulación.
¿Cómo reconoces a un gallego en un salón de clases?
– Es el único que cuando el maestro borra el pizarrón, él borra su cuaderno.
¿Por qué los gallegos hacen las ventanas redondas?
– Para que entre el sol.
¿Qué sale de cruzar un gallego y una pecosa?
– Un dado.
¿Por qué los gallegos usan boina?
– Porque es «funda-mental» .
¿Qué son un par de adoquines en la mesa de luz de un gallego?
– Una foto familiar.
¿Por qué los gallegos se tapan los ojos cuando se ponen crema?
– Porque dice «Nivea».
¿Qué hace una gallega tirándose del balcón de un octavo piso con las piernas abiertas?
– Está probando las nuevas toallitas femeninas con alas protectoras.
¿Por qué un gallego se abanica con un serrucho?
– Porque le dijeron que el aire de la sierra es más sano.
¿Por qué los gallegos ponen hielo sobre el televisor?
– Porque de este modo creen que pueden congelar la imagen.
¿Por qué los gallegos ponen escaleras a la orilla del mar?
– Para que suba la marea.
¿Qué hace un gallego corriendo alrededor de una Universidad?
– Una carrera universitaria.
¿Dónde anotan los gallegos a sus hijos recién nacidos?
– En ingresos brutos.
¿Por qué un gallego miraba fijamente el tetrabrick del jugo?
– Porque tenía escrito «Concentrado» .
¿Para qué llega un gallego a una librería y pide un sobre redondo?
– Para enviar una circular.
¿Cuál es la única flor que no se da en Galicia?
– El pensamiento.
Un gallego camina por el Sahara en traje de baño. Un beduino lo mira asombrado y el gallego le dice:
– Voy a ir a nadar.
– ¡Pero si el océano está a mil trescientos kilómetros de aquí!
– Joder, pero qué playa tan grande!
La rubia pasa un semáforo en rojo y la detiene un policía gallego:
– Lo siento, oficial, es que soy daltónica.
– ¿Pero usted cree, que soy tonto? ¿Me quiere hacer creer que no hay semáforos en Daltonia?
Tolón Tilín
Dos chispazos para el remate:
1) En un pueblo gallego aparece despampanante modelo parecida a Angelina Jolie en un Rolls-Royce. Se detiene en la plaza y le dice a uno:
– Tú…, ven conmigo…
Manolo sube y parten. Al rato vuelve el Manolo solo, conduciendo el Rolls.
– ¡Manolo, cuéntanos que ha pasao!
– Pues nada, que hemos ido al molino, nos hemos bajao del coche, la muchacha se ha quitao la ropa y me ha dicho: «Toma de mí lo que quieras»… ¡Así que me he traído el
automóvil!
– ¡Y lo bien que has hecho! ¿Para qué quieres tú la ropa si no tienes hermanas?
2) Dos gallegos se encuentran en la calle con una temperatura de 40 grados.
– Pero tío, ¿cómo vas tan abrigado con este calor?
– ¡Prescripción médica hombre: «mucha agua y «sobretodo» en verano!»