28 de marzo de 2024

Presupuesto 2015, a discusión

5 de agosto de 2014

Sin considerar el servicio de la deuda, el presupuesto crece un 4,1 por ciento con respecto al vigente en 2014, aumento que, si el Fenómeno del Niño presiona la inflación durante el segundo semestre de este año, bien puede llevar a un crecimiento casi nulo en términos reales. En esta eventualidad la inversión, que se mantiene en niveles similares a la de 2014, sería el rubro que más se afectaría.

En los últimos años, y gracias a las exigencias derivadas de la Regla Fiscal, en los presupuestos que se presentan al Congreso se hace mucho énfasis en el cumplimiento de las metas que la Regla establece para asegurar la sostenibilidad fiscal.

En buena hora se adoptó esta Ley pues de esta manera se evita caer en la tentación de poner en riesgo los logros fiscales de los últimos años que son una garantía de la estabilidad macroeconómica. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la Regla no garantiza plenamente que dichos recursos se utilicen de manera eficaz.

Desde el punto de vista del financiamiento, el presupuesto de 2015 contempla la desaparición de los impuestos al patrimonio y a los movimientos financieros, y la reducción de los ingresos generados por el sector minero-energético.

Esta circunstancia obliga al Ejecutivo a tramitar ante el Congreso un proyecto de Ley de financiamiento que asegure los recursos adicionales que se requieren para mantener la inversión en ciertos sectores como el agropecuario o el social, que como en el caso de la salud, demandarán más recursos derivados de la Ley Estatutaria aprobada recientemente.

No en vano Fedesarrollo y Anif han venido insistiendo en la necesidad que se tiene de ampliar los recaudos pues las exigencias de gasto de sectores como los anotados o los derivados de un eventual acuerdo de paz así lo demandan. Es de esperar que el proyecto de financiamiento aborde estas realidades y no se limite únicamente a tramitar las necesidades del momento.

El Gobierno ha dicho que el presupuesto de 2015 hace énfasis en lo social, la generación de empleo, la seguridad y la equidad. Por tal motivo, la educación se lleva la mayor tajada con 26,9 billones de pesos, le sigue el sector defensa con 28 billones, a trabajo y salud se le dedican 4,5 y 4,1 billones respectivamente, y a inclusión social 9,0 billones.

Otros sectores no salen tan favorecidos. Un caso es el de ciencia y tecnología en el que, a pesar de las evidencias que muestran el atraso en que se encuentra el país en esta materia, el presupuesto sólo aumenta en 1.000 millones. Otro sector es el ambiental que, a pesar de los problemas con el Fenómeno del Niño y el cambio climático, no recibe mayor prioridad.

Confiamos en que las discusiones en el Congreso lleven a que la distribución de las diversas partidas esté acorde con las prioridades y necesidades del país, al tiempo que se disponga de un presupuesto debidamente financiado.

 

EL COLOMBIANO/EDITORIAL