29 de marzo de 2024

Carlos Gutiérrez no tiene ni tendrá contratos con el Distrito: Petro

15 de julio de 2014
15 de julio de 2014

 

A través de su cuenta en la red social Facebook, el Alcalde dijo que las mencionadas informaciones tratan de señalar, infundadamente, la participación del señor Carlos Gutiérrez Robayo en supuestos negocios con el Distrito Capital, y señaló que de manera perversa se han manejado titulares para afectar su buen nombre.

“El señor Carlos Gutiérrez Robayo, ni por sí ni por interpuesta persona tiene o tendrá contratos con el Distrito mientras yo sea el Alcalde mayor de Bogotá”, afirmó Petro en la nota en que adjuntó una carta de Gutiérrez en la que exige rectificación a la revista Dinero.

El texto
La siguiente es la publicación hecha por el Alcalde Mayor en Facebbok:

“Dos medios de comunicación: El Tiempo y Revista Dinero han buscado, cuestionando actividades empresariales privadas del señor Carlos Gutiérrez Robayo, hacerlas pasar como evidencias de corrupción o mías o de mi administración, usando la palabra concuñado, familia política o aún más perversamente, titulares como los contratos de PETRO y cosas similares.

Aunque no comparto los negocios del señor Carlos Gutiérrez, que en mi opinión son similares a los que desarrolla el propietario de El Tiempo y su familia, me parece importante transmitirles la carta que él envió a la Revista Dinero para el análisis de la opinión pública y de la ciudadanía a la que me debo.

Cualquiera que sea la valoración de los negocios, que repito, son similares a los del propietario de El Tiempo, me es importante informar que ni el señor Carlos Gutiérrez Robayo, ni por sí ni por interpuesta persona tiene o tendrá contratos con el Distrito mientras yo sea el Alcalde mayor de Bogotá.

Este es el texto de la carta:

Señores
REVISTA DINERO
Bogotá

Respetados señores:
En relación con el artículo publicado en las ediciones digital e impresa de su revista con el título “Los tentáculos de Gutiérrez”, considero que es importante hacer una serie de aclaraciones y, adicional a eso, solicitar, de parte de ustedes, que se me expliquen las motivaciones que ha tenido su prestigiosa publicación para convertirme en objeto de ataques y malediciencias, especialmente durante los últimos tres meses.

En cuanto al artículo, lo primero es advertir el tono editorializado con el que se refiere a falsas amistades y reuniones que “maravillan” con funcionarios y políticos del más alto nivel gubernamental o empresarios. Yo no llamo al senador Antonio Guerra de la Espriella a comentarle “mis millonarios negocios”, como asegura el periodista, y menos aún a pedirle que interceda por mí para que me sea aprobada una concesión portuaria en una “reunión con dos hombres de confianza (míos) en mi hacienda La Primorosa”. En consecuencia, también es totalmente falso que “los asistentes al ‘cónclave’ discutieran con lujo de detalles lo que deberían exponerle al director de la Dimar”.

Es falso también que yo haya financiado la campaña del Senador Guerra y que tenga la “amistad de 20 años” que se asegura en la publicación. Y el “detalle” de que mi esposa haya nacido en la misma ciudad del Senador (Sincelejo), no entiendo cómo me hace objeto de una “estrecha e inocultable cercanía” con él, salvo que quien haya escrito el artículo la tenga con todos los políticos que hayan nacido en su ciudad de origen, sea esta la que fuere.

Posterior a eso y sin ninguna relación, bajo el subtítulo “La danza de los millones”, menciona a CGR Biotecnología Reproductiva, empresa de mi propiedad desde hace muchos años, y la liga con Trenaco Colombia, con evidente mala fe, comparando los resultados de la una con la otra. Ahora, llama la atención que un especialista en economía confunda ingresos operacionales con utilidades, pues la utilidad del negocio de Trenaco fue de 1%, como se le contestó al periodista en el plazo de 1 hora que dio para responderle sobre este único tema (jamás consultó sobre las relaciones con el Senador), y pretenda mostrar el negocio con un crecimiento desaforado que no existe.

Menciona en el artículo como fuente para esta mala interpretación, que tiene el clarísimo objetivo de hacerme daño, a dos supuestos “inversionistas externos” de Trenaco, que ni siquiera son mencionados y que no existen, porque la compañía no los tiene. Entre otras, le pedí al periodista que los mencionara en su artículo, tal como lo hace conmigo, cuando se refiere al “modus operandi” que ellos de palabra le dijeron que tenía la empresa que, según él “crece de forma desbordada y vertiginosa”, que entre otros es completamente falso. Y, claramente, no hay una “dudosa moralidad de hacerme a recursos del público”, pues ni admito inversionistas ni me interesa, de ninguna manera, abrir mi negocio a una cantidad ilimitada de particulares. El periodista pretendía acusarme de captación ilegal, por lo que hace la maliciosa pregunta, pero imagino que se abstuvo de hacerlo cuando se le explicó que ese delito se configura con 19 aportantes o más. Y, sobre todo, cuando se le explica el tema de las utilidades, que no son, de ninguna manera, del astronómico 1200% en 3 años que él presenta. “En cuanto al aumento operacional, es la buena gestión”, fue un tema que se le explicó con mayor detalle, pero que no se molestó, según parece, en leer.

Como verá, todo lo que se le dijo al periodista, él lo acomoda según su conveniencia con un claro objetivo: hacerme daño porque soy “el concuñado de Petro”, frase que utiliza 3 veces en el artículo, en el que también menciona “mi injerencia en la administración de Bogotá”. Esto se sustenta, además, en 3 publicaciones previas y un fotorreportaje sobre mi hacienda, La Primorosa.

La primera publicación fue “Lazos familiares” el 20 de marzo de 2013, en la que me acusa de “estar detrás de las grandes decisiones que se toman en el Distrito”. Un año después de eso, vuelve a hacer la misma acusación sin sustento mayor a cosas que, imagino, le han dicho, en el artículo “Los contratos de Petro”, en el que también me acusa de ser testigo en “el pago de coimas en contratos supuestamente manejados por la familia política de Gustavo Petro”. Un mes después, su revista publica “’La Primorosa’, el epicentro del poder de la familia política de Petro”, y ubican a mi finca como el escenario “en el que se han cerrado varios de los negocios que podrían poner en aprietos al mandatario capitalino”, y resaltan que “el equipo de investigación de Revista Dinero y deDinero.com –únicos medios que han contrastado personalmente la versión de Gutiérrez sobre el espinoso asunto-“. Como verá, yo no me he escondido a ninguno de sus periodistas, saben dónde encontrarme y, de hecho, han tergiversado todo lo que les digo para utilizarlo en una evidente pelea política contra el Alcalde Mayor.

Y esa es, precisamente, la explicación que pido: ¿a razón de qué, si ustedes tienen una pelea con Gustavo Petro, deben vincularme a mí como el eslabón que lo va a tumbar? ¿Por qué están buscando mostrar mis negocios personales como si estuvieran incursos en actuaciones delincuenciales para servirse a sus motivos? Por cosas de la vida, yo resulté ser familia política de él, pero no tengo nada que ver con su gestión y menos aún intervengo en la contratación que haga o deje de hacer. Y, por supuesto, muy al contrario de lo que han pretendido hacer ver, no soy el calanchín ni el patrocinador de ningún tipo de corrupción en el Distrito o direccionamiento de negocios que se haga en la ciudad.

En consecuencia, le solicito que rectifique lo publicado y que se me expliquen las razones de la evidente y demostrada persecución de su revista en mi contra (con documentos, no de oídas), que ha convertido mi parentesco, “el concuñado de Petro”, casi en un alias delincuencial, afectando mi buen nombre, mi reputación y, por supuesto, mi actividad profesional.

Atentamente,

CARLOS GUTIERREZ ROBAYO”