28 de marzo de 2024

No más citas a ciegas con las Farc

6 de septiembre de 2013

Esos contactos a estas alturas del conflicto armado y de los esfuerzos por terminarlo desde escenarios como Tlaxcala o el Caguán, y ahora desde La Habana, se entienden ingenuos y de exagerada condescendencia con las Farc, un grupo ilegal experto en dilatar el diálogo y sus compromisos concretos frente al fin de su guerra irregular contra el Estado colombiano.

Por eso resulta nada aconsejable que se programen visitas, en los próximos días, de congresistas y voceros de los partidos políticos para «analizar» con «Pablo Catatumbo», «Iván Márquez» y compañía, temas complejos como los mecanismos refrendarios de los acuerdos finales (el referendo) o las decisiones en torno a la participación política de las Farc.

Si el tiempo disponible, cada vez más limitado para avanzar en la agenda, está próximo a pasar de alerta naranja a alerta roja, no se entiende que se abran puertas a más disertaciones innecesarias, incluso porque el segundo punto de la agenda ajusta casi cuatro meses de iniciado sin anuncios de un avance sustancial.

El ambiente preelectoral es, entre tanto, el menos propicio para que asomen protagonismos y figuras que viajan a La Habana a extenderse en charlas retóricas con las Farc sobre temas que están llamados a tratar y a resolver a fondo las partes: Gobierno y guerrilla.

Si hay propuestas, por qué no canalizarlas mediante mecanismos como los empleados por otros sectores sociales que han remitido a Cuba sus inquietudes y aportes a través de emisarios como Naciones Unidas, la Universidad Nacional y las comisiones de paz del Senado y la Cámara. Aportes debidamente compilados, concretos y de representación amplia de sectores y grupos organizados y no de individualidades y nombres tentados de figuración. Ya habrá, entonces, momentos más oportunos para viajar a la isla.

Señores congresistas, señores representantes de los partidos y movimientos políticos, ¿calculan ustedes el peso de la legitimación y el juego mediático que se les endosa a las Farc si convierten la mesa de La Habana en sitio de peregrinación en la actual coyuntura? Una interlocución poco constructiva para un país que atraviesa por paros y revueltas estratégicamente infiltrados por las Farc.

¿Será que pasamos, señores, de sufrir esa inyección calculada de violencia de las Farc en la protesta social, a la visibilización oportunista de una guerrilla que recibe la visita de los estamentos institucionales y de poder del país, con una camaradería molesta para el 95 por ciento de la gente que, según la encuesta más reciente, tiene una visión desfavorable de ese grupo guerrillero?

Estas citas que dan curso a la historia de la búsqueda de la terminación del conflicto armado no pueden tomarse tan a la ligera. Basta mirar esa larga e ilustre lista de visitantes a San Vicente del Caguán, con la mejor buena fe, que a las Farc apenas les sirvieron para cultivar su ego y para volver a traicionar la confianza nacional desplegando luego algunas de sus acciones militares y terroristas más abominables.

El Colombiano/Editorial