28 de marzo de 2024

¿Cesará la horrible noche?

5 de septiembre de 2012

La noticia no toma de sorpresa a nadie. Existen unos actores a quienes la guerra les conviene en gran medida. Y de esos actores, como es obvio, no es posible descartar a sectores de las mismas guerrillas, por aquello del tráfico de estupefacientes que ha tenido presencia de tiempo atrás en los grupos alzados en armas.

Pero, como reza el dicho de que los extremos se tocan y coinciden, como lo hemos visto tantas veces, tampoco es extraño que los sectores más retardatarios del país, también le apuesten a la guerra pero no a la paz. Quedó demostrado en el foro que organizó la Universidad Libre de Pereira en donde plantearon sus puntos de vista al respecto, José Obdulio Gaviria  y Navarro Wolff. Quedó claro que para el doctor Gaviria y el doctor Uribe así como su séquito de Puro Centro Democrático, el único camino para lograr la paz es la guerra a muerte a los subversivos. Y no hay duda que durante su gobierno se le dio un fuerte golpe a los grupos alzados en armas, pero en donde no hubo la misma suerte fue en la lucha contra el narcotráfico, que han revivido con una fuerza inusitada con el nombre ahora de Bacrim.

Cuando se hace un recuento sobre lo que ha significado la violencia en Colombia, las cifras de muertes y de desplazados son de horror. Y desde luego que la inversión destinada a mantener  el ejército y la policía y el Gaula, y la Aviación y la Marina y todo lo que significa aparato militar, supera en mucho a la inversión que se hace por ejemplo en materia educativa o en la misma salud.

Hay negocio con las armas, hay negocio de control del poder cuando se oferta como programa de gobierno una mano dura contra la guerrilla y hay negocio por lo que representan unos cuadros militares que desde un cómodo escritorio dirigen la guerra en donde mueren miles de soldados hijos de campesinos y de obreros.

No va a ser fácil el diálogo por la paz. Tiene muchos enemigos, pero finalmente no podemos renunciar a esa utopía de ver la patria algún día libre de esa violencia que produce dolor y horror en cada instante.

Bien lo ha dicho Belisario Betancur, bien lo ha dicho el presidente Santos y bien lo han confirmado quienes en su momento ejercieron el oficio de comisionados de paz: es necesario aprender de los errores del pasado. Pero, se podría añadir: no debemos aceptar la derrota sin haber intentado dar la batalla.  

Buena señal constituye el nombramiento que ha hecho el gobierno en la persona de Humberto de la Calle Lomaba, un hombre serio, pausado, transparente y sobre todo, alejado de todas las posiciones extremas en los temas relacionados con la política.