29 de marzo de 2024

Venta-ventero, abatir, intercesión-intersección, colectivo

14 de agosto de 2012
14 de agosto de 2012

osorio efraim

Las ‘ventas’, para los viajeros españoles, eran lo que, mutatis mutandis, las ‘fondas’ para los arrieros paisas, un lugar para restaurar las fuerzas, las de ellos, sus cabalgaduras y sus recuas. En la obra máxima de Cervantes sirvieron de escenario para algunos de los episodios narrados en ella, como la ceremonia en que don Quijote fue armado caballero por el ‘ventero’, a quien él consideraba el Señor del Castillo; la manteada de Sancho, su eterna vergüenza; el encuentro de muchos personajes alrededor de la princesa Micomicona, etc. En el capítulo II de la primera parte se lee: “…y como a nuestro aventurero todo cuanto pasaba , veía o imaginaba le parecía ser hecho y pasar al modo de lo que había leído, luego que vio la venta se le representó que era un castillo con sus cuatro torres y chapiteles de luciente plata…”. El ‘ventero’ es, entonces, el dueño de la ‘venta’ o quien la atiende, que puede ser llamado también ‘posadero, figonero, huésped, mesonero, hostelero’. Como adjetivo, significa “que ventea”, sinónimo de ‘ventoso’. Además, con él se califica a los perros que “olfatean el aire para orientarse”. El padre Efraín Castaño, erradamente, le da el sinónimo de ‘vendedor-a’ en esta oración: “Se suma aquella niña pobre y bella ventera de las empanadas que su madre hace para sostener el hogar sin padre…” (LA PATRIA, 25/7/2012). Al caer la tarde, y ya muy cansada, la hermosa niña de las empanadas puede decir que la ‘venta’ (cantidad de empanadas vendidas) estuvo muy mala, pero esto no la hace una ‘ventera’. Ella no es más que una “niña pobre y bella ‘vendedora’ de las empanadas…”, como “La vendedora de palabras”, de un bello cuento de no recuerdo quién. ***

Desde hace mucho tiempo circula una de aquellas adivinanzas que empiezan siempre con esta fórmula: ¿En qué se parece…?, cuya solución es: “En que levanta los caídos y abate a los orgullosos”. En esta respuesta, el verbo ‘abatir’ tiene los significados de ‘humillar, rebajar o avergonzar’. Esto ya lo había expresado Cervantes, cuando Berganza le recuerda a Cipión la estrofa que la Camacha le enseñó a su progenitora: “Volverán a su forma verdadera / cuando vieren con presta diligencia / derribar los soberbios levantados / y alzar a los humildes abatidos / por mano poderosa para hacello” (Coloquio de los Perros). Este verbo, ‘abatir’, tiene muchas otras acepciones (‘echar por tierra, derribar, arruinar, tumbar; desanimar, agotar, sojuzgar, postrar’, etc.), pero no el de ‘matar’, sentido que desde hace mucho tiempo también le dan los periodistas y redactores de los medios de comunicación. Estos dos  botones, de muestra: “Abatido guerrillero en Samaná” (LA PATRIA, titular primera página, 17/7/2012); “El atacante fue abatido” (RCN, Noticias de las 7 p. m., 1/8/2012). El mismo significado equivocado de ‘matar’ le dan también los mismos a ‘dar de baja’, que quiere decir únicamente “expulsar, eliminar o suprimir a alguien de un cuerpo o asociación”. Uno mismo puede ‘darse de baja’, que no es suicidarse, sino renunciar a una posición o cosa parecida. ***

Cuando alguien necesita un favor del Altísimo, recurre a la ‘intercesión’ de la Santísima Virgen María o del santo de su devoción; y cuando usted necesita conseguir trabajo o la inscripción en el Sisbén, acude a la ‘intercesión’ de ‘el doctor’, a saber, de aquel político necesitado de votos y con pasaje aéreo directo a las altas nubes del gobierno. Las folclóricas ‘palancas’. ‘Intercesión’, del sustantivo latino ‘intercessio-onis’ (‘intervención’), tiene como sinónimos, con esta acepción, los vocablos ‘intervención, recomendación, mediación, buenos oficios’, etc. Pero no se puede confundir con ‘intersección’, trampa en la que cayó el columnista José E. Mosquera, traicionado quizás por la pronunciación, así: “Es el punto de intercesión de los tres bloques continentales…” (LA PATRIA, El Gran Darién, 25/7/2012). Esto es que ‘intersección’, del verbo latino ‘intersecare’ (‘cortar por medio, separar, dividir’) a través del sustantivo ‘intersectio-onis’, significa lo siguiente: “En Geometría. Encuentro de dos líneas, dos superficies o dos sólidos que recíprocamente se cortan, y que es, respectivamente, un punto, una línea o una superficie”. La lógica de la ortografía de las dos palabras se debe, por supuesto, a su origen: ‘Intercesión’, del verbo ‘cedere’ (ceder, retirarse); ‘intersección’, de ‘secare’ (cortar). ***

Hay voces que, por estar relacionadas con alguna persona, institución o un objeto cualquiera, producen en quien las escucha diversos sentimientos. Es el caso, para mí, de ‘colectivo’, que me molesta e incomoda, porque la relaciono con el Colectivo Alvear Restrepo, un grupo de abogados sin escrúpulos, según lo leído y escuchado. Y, porque “al que no quiere caldo se le dan dos tazas”, está de moda. En una sección de LA PATRIA, su redactor escribió: “Los 17 jóvenes del colectivo de comunicaciones de la institución…” (Colegios, 31/7/2012). Como sustantivo, ‘colectivo’ es “Grupo unido por lazos profesionales, laborales, etc.”. ¿No le quedará muy holgado a los muchachos del Colrosario de Neira? ¿Por qué no ‘grupo, agrupación, asociación, conjunto’? Que haya colectivos de ingenieros, de carpinteros, pase,  pero, ¿de muchachos de un colegio? ¡Qué va! ***

La VEINTITRÉS: La calle de la Esponsión es ahora la calle de la prostitución.