FRAY RODIN Y UNA FRUSTRACIÓN
En los partidos que jugó el onceno de Néstor Pekerman, en Lima y Quito, ni siquiera le pasaron el balón..Y así no se puede. Con toda sinceridad les confieso que sufrí una gran frustración y todos los adjetivos que tenía para Falcao, se dejan aplazados en el tintero. Por el momento , se me quedaron en la retina los dos golazos con que Radamel Falcao García le ayudó a su equipo a obtener, ante el Athlético de Bilbao el 9 de mayo del presente año, el trofeo de la Liga Europea. El Estadio Nacional de Bucarest,la capital de Rumania, trepidó con los saltos victoriosos de los hinchas madrileños, a la cabeza de ellos, el Príncipe heredero, quienes llegaron por aire, mar y tierra a acompañar al equipo de sus entrañas.Los seguidores de los equipos de fútbol europeos,son viscerales,entregados, verdaderos apasionados por sus enseñas, que muy raras veces salen a dar trompadas, a tirar piedras o a matar a cuchilladas a sus contrarios. Después de la oleada de violencia por parte de los hooligan,británicos,italianos,croatas,holandeses,serbios,que obligaron a los gobiernos a establecer drásticas medidas en los estadios y sus afueras,se presenta esporádicamente éste tipo de violencia.. Sin embargo ayer antes de comenzar el partido entre Polonia y Rusia por la Eurocopa 2.012, hubo trifulcas entre los seguidores de ambos equipos. Por que es que se exaltan los peligrosos ánimos nacionalistas y se toma a la letra aquello de que los enfrentamientos de quienes saltan a la cancha luciendo en sus uniformes los colores de las banderas de los respectivos países,reemplazan las guerras entre las naciones. Y entonces se cree que hay que ganar al precio que sea. Ni los campos ni las tribunas de los estadios pueden ser escenarios de batallas campales.Los futbolistas europeos cambian camisetas, los técnicos se dan la mano y se felicitan, así sea de dientes para afuera y las familias se van tranquilas a casita a comentar las jugadas y a repetir los goles por los medios televisivos. Y no se se extrañen que toque éstos temas, porque con el fútbol tengo mis experiencias personales.
Cuando estuve interno en el Colegio de Nuestra Señora de Manizales,intenté jugarlo ,pero fuí un rotundo fracaso. En el potrero de los Hermanos Maristas, me picaban de último. Y antes, me lucieron un par de veces como mascota del Alférez Real de Anserma,mi pueblo natal. Por ahí andan fotos que testimonian semejante oso,para solaz de mis malquerientes. Los deportes de confrontación personal,por mi confesada cobardía, me agallinan. De vez en cuando me pasaban la esférica y ahí mismo la entregaba al primero que encontraba,amigo o enemigo,para proteger mis canillas. El espacio en que jugábamos en el colegio era de unos cuarenta metros de longitud por unos diez de ancho y tenía las porterías pintadas con tiza.Omar Yepes era un defensa inexpugnable.Bastante leñerito. De pronto esa condición le sirvió para la política, que no es un juego de señoritas, propiamente dicho.. Y me gusta el buen fútbol, para verlo cómodo y relajado,con un whisky en la mano, ojalá en una reclinomatic y con dos o tres amigos. Iba, hace muchos años, al Estadio Fernando Londoño Londoño de Manizales,más que a ver al Once Caldas, a empetacarme de cabanos (?) y a solazar mis beatíficos ojos con la belleza de las señoritas y señoras manizaleñas. Pero juré no volver a los estadios. Un barra brava del América de Cali,con sus torsos desnudos, esgrimieron unas puñaletas contra unos inofensivos gomelos manizaleños. Y le cogí aversión al América y a las hordas que invaden los estadios.
De vuelta a Falcao, por feliz coincidencia,en compañía de la abadesa, disfrutamos de su apoteosis como goleador del Atlético de Madrid y campeón de la liga europea. Las multitudes lo aclamaron y lanzaron vítores a su nombre y a su país de origen. La fuente de Neptuno, en Madrid, fué el sitio de celebración. Por ahí transitábamos cuando llegaron los futbolistas. Falcao y Amaranto Perea en sus espaldas lucían nuestra bandera.De verdad que éstos muchachos producen un aliento colombianista por donde pasan. En Europa se sienten orgullosos de ser nuestros compatriotas, que es un honor que cuesta. Pero los apenan y nos apenan , las guachafitas que arman las barras bravas casi cada ocho días y los viles asesinatos de que son víctimas en las calles los hinchas, que son noticias destacadas que opacan la lucida actuación de nuestros futbolistas en muchos equipos del continente europeo. Las autoridades policivas no pueden bajar la guardia ante semejantes desmanes.En Inglaterra todos los estadios tienen potentes cámaras de seguridad para detectar a los violentos. Y se usan otros procedimientos bien conocidos, que no sabemos porqué aquí no funcionan. Es que hay que devolverle el rostro amable al fútbol,para que deje de ser un espectáculo peligroso y las gentes de bien puedan regresar a los estadios.Así,para ello, tengan que acudir a procedimientos nó muy cristianos, como entrenar perros que ataquen directamente los testículos de los hooligan criollos, tal como los utilizan los policías polacos.Recordemos que Camus escribió ,según lo recuerda Fernando Araújo Vélez en reciente columna de El Espectador, que lo que había aprendido sobre la moral y las costumbres de los hombres lo había aprendido en una cancha de fútbol. Y también escribió Albert Camus – fué portero de un equipo argelino- que había que disfrutar en paz del orgasmo de los estadios, que es el gol.