28 de marzo de 2024

Histórico empate de Bolivia en Argentina (1-1)

12 de noviembre de 2011
12 de noviembre de 2011

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© FIFA.com

Martins despertó el sueño de la escuadra verde con un disparo alto y a quemarropa a los 55 minutos, ilusión que se desvaneció a los 59 con un remate esquinado de Ezequiel Pocho Lavezzi, ante unos 30.000 espectadores, con tribunas semivacías, prueba de que los albicelestes siguen huérfanos de respaldo popular. Una sonora rechifla despidió al equipo.

Bolivia reafirmó que es una sombra negra para Argentina, luego de haberla goleado 6-1 en La Paz en las eliminatorias para la Copa Mundial de la FIFA Sudáfrica 2010 y empatado 1-1 en el partido inaugural de la Copa América Argentina 2011 en La Plata.
Argentina llevará sus dudas e inseguridades a Barranquilla el martes para jugar contra Colombia por la cuarta fecha y Bolivia se embandera en su esperanza al enfrentar a Venezuela en San Cristóbal.

El bosque de camisetas verdes en zona defensiva que sembró Bolivia resultó un rompecabezas duro de resolver para Argentina y para colmo el equipo que conduce Alejandro Sabella volvió a desnudar su severo déficit de creatividad.

Messi tuvo otra vez que retrasarse en el campo para conectarse con el balón y verse forzado a arrancar tan lejos del arco rival que fue presa fácil del disciplinado escalonamiento de contención que armó el DT Gustavo Quinteros.

La línea de volantes formada por Walter Flores, Jaime Robles, Rudy Cardozo, e incluso el más adelantado Pablo Escobar, se alternaban para obstruir el avance albiceleste, sin preocuparse demasiado por haber dejado como solitario atacante a Martins.

A Javier Pastore se le prendía la lamparita sólo por momentos y tampoco se inspiraba con frecuencia Ricardo Ricky Alvarez para intentar alguna pared o un desborde que derribara esa muralla de titanes en el fondo que desplegó Bolivia con Christian Vargas, Luis Méndez, Ronald Rivero y Luis Gutiérrez.

Para colmo, Gonzalo Higuaín, el delantero más desequilibrante de los argentinos se vería forzado a recibir los pases de espaldas al arco, acorralado por Rivero, convertido en su perseguidor implacable.

¿Cómo entrar en esa ciudadela fortificada que montó Bolivia? El dilema lo intentó solucionar una vez Pastore al quitarse de encima la marca con su maestría técnica y sacudir el poste con un remate rasante.

Buscaba sin desesperarse Argentina por el flanco izquierdo con la intensidad de ataque del lateral Clemente Rodríguez o con la lenta y anunciada proyección por la otra banda de Pablo Zabaleta, pero todo en vano.

Argentina volvió a mostrarse como una escuadra sin timonel, sin sorpresa, sin sabiduría táctica para aprovechar al mejor jugador del momento, el cañonero del FC Barcelona, llave maestra para el gol por genialidad y repentización.

Cualquiera envidiaría tener a Messi, pero la manera en que lo hacen jugar en Argentina, sin socio para el toque y lejos del área, sin entender su juego, con terca necedad desde hace un lustro, no parece ser el modelo a imitar.

Si se lo analiza en frío, no fue sorprendente que Martins perforara una defensa en la que Martín Demichelis es el talón de Aquiles e hiciera ilusionar a Bolivia con un triunfo histórico.
Pero tampoco fue inesperado que la entrada de Ezequiel Lavezzi, con su poder de gol, produjera instantes después el empate tras un pase magistral de Gago.

Argentina, desesperada y desordenada, apretó las clavijas pero desnudó su inoperancia en cada avance contra una defensa conmovedora.