29 de marzo de 2024

Un dicho, busca-búsqueda, nación, lectoría

3 de agosto de 2011
3 de agosto de 2011

QUISQUILLAS DE ALGUNA IMPORTANCIA 

efraim osorio

por  Efraim Osorio López
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Leído el texto completo, se queda uno sin saber si el técnico deportivo es malgeniado o no; o ignorando de qué quiso motejarlo el comentarista.

“Tener alguien malas pulgas” es un dicho muy común, aplicable a las personas de carácter violento, resentidas, malgeniadas, avinagradas, y que tiro por tiro contestan con dos piedras en la mano. Y ésa es la enunciación por todos empleada. Por esto, es inadecuada la que usó Gabriel Briceño Fernández para calificar a Leonel Álvarez, pues dice así: “Es de pocas palabras y de pocas pulgas…” (El Tiempo, Deportes, VII-15-11). Leído el texto completo, se queda uno sin saber si el técnico deportivo es malgeniado o no; o ignorando de qué quiso motejarlo el comentarista. Se dice que “tiene malas pulgas”, según Covarrubias, del hombre que, como este sifonáptero insecto (pulex írritans), “pica a todos y los inquieta”. Y de cuya presencia quisiera estar cualquiera a años luz de distancia, añado yo. ¿Será así Leonel? ***

Para su edición del 17 de julio de 2011, la empresa Bavaria compró cuatro páginas de El Tiempo para celebrar el cincuentenario de su cerveza Club Colombia. De las cuatro, la primera es, precisamente, la primera del periódico del 17 de julio de 1961. Pero no es esto lo que me llamó la atención. Me la llamó un titular de esa página, éste: “Violación de fronteras por Colombia denuncia Caracas”. ¿Por qué? –Por su redacción castiza. Les voy doble a sencillo a quienes quieran aparar mi apuesta a que si ese titular hubiese sido redactado hoy, lo hubieran hecho de este modo equivocado y ramplón: “Violación de fronteras POR PARTE DE Colombia denuncia Caracas”. Y me atrevo a decir que no pierdo la apuesta, porque actualmente todos aquellos que hablan o escriben, cultos e incultos, están afectados de tan grave dolencia. Todos, por desgracia, absolutamente todos. El mismísimo Fernando Londoño Hoyos, en su editorial de “La Hora de la verdad” (VII-21-11), cayó tres veces en tan peligrosa trampa, en la que se ignora que la preposición ‘por’, ella sola, desempeña su oficio sin ayudas innecesarias. ***

Hace ya un considerable número de lunas, el 22 de marzo de 2011, el señor Camilo Giraldo escribió preguntando si había alguna diferencia entre ‘busca’ y ‘búsqueda’. Hoy, 19 de julio del mismo año, el doctor Jorge Raad Aljure me proporcionó la oportunidad de hablar del asunto con esta oración: “Cuando el Arzobispo de Manizales expresó que se tiene que votar por los mejores luego de un análisis en búsqueda de los imprescindibles gobernantes…” (LA PATRIA). Los dos términos son, sin duda, sinónimos, porque ambos se definen como la   “acción del verbo buscar”. Sin embargo, como todos los sinónimos, tienen matices que los diferencian, y, por su uso, se puede afirmar que la idea que representa el término ’busca’ es más extensa que la de su sinónimo.  La Academia de la Lengua asienta en su diccionario el vocablo ‘búsqueda’ con esta anotación: “Úsase con frecuencia en los archivos y escribanías”. Y el de María Moliner añade: “Busca. Particularmente, investigación en un trabajo policial o científico”. Si nos atenemos a estas dos anotaciones, tendríamos que restringir de manera considerable el empleo de  ‘búsqueda’. De aquí que la locución ‘en busca de alguien o de algo’ sea la más usada. Y que, cuando se echa mano de ‘búsqueda’, se le anteponga usualmente el artículo determinado, por ejemplo, “la policía está concentrada en la búsqueda de los delincuentes”; “los filósofos se han empeñado siempre en la búsqueda de la verdad”. A pesar de todo lo anterior, me parece que un escritor culto y de buen oído puede saber cuál de las dos palabras se acomoda mejor a lo que quiere expresar. ***

Sebastián Felipe, cibernauta acucioso, constante y urticante, comenta: “Y mejor hubiera quedado escribir Nación, con mayúscula” (VII-20-11). Se refería el crítico a una frase del editorial de LA PATRIA, apostillada y enmendada por Rafael Antonio Zuluaga Villegas, en cuyo texto aparece el sustantivo ‘nación’, así, con minúscula inicial, glosa que yo aprobé de la siguiente manera: “Por supuesto, don Rafael, así está mejor, mucho mejor”. Hay palabras, don Sebastián Felipe, como ‘nación, país, patria’, cuyas mayúsculas iniciales “no cumplen los requisitos lingüísticos dados a las mayúsculas en nuestro lenguaje”, pero que muchos, por razones ideológicas, patrióticas o religiosas, escriben con mayúsculas inicial. La “Ortografía de la lengua española” (2010) la llama “mayúscula de relevancia” (Capítulo IV, 4.6). Lo que quiere decir, señor, que su uso no es obligatorio, todo lo contrario. ***

Sergio Muñoz Bata, columnista de El Tiempo, escribió: “…como el recién desaparecido ‘News of the World”, cuya circulación de 2’657.232 ejemplares diarios implicaba una lectoría de más de 7,6 millones de personas…” (VII-19-11). La ‘lectoría’, señor, es un empleo, el de ‘lector’, especialmente en las comunidades religiosas y en universidades. El sufijo ‘-ía’ sirve para formar nombres abstractos derivados de sustantivos o adjetivos, e indica, en el caso que nos interesa, el lugar donde se trabaja o el oficio que se desempeña, por ejemplo, rectoría, comisaría y lectoría. Por lo tanto, la frase de tan importante columnista debió ser escrita así: “…implicaba un número de lectores de más de…”. Hasta que la Academia de la Lengua diga otra cosa. Ha sucedido.