De cantar en el bus a encantar sobre el césped

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En vez de eso, llevaba lo que para él era su traje de los domingos (pero que para otros habría sido poco más que unos harapos), dispuesto a utilizar su bonita voz para ganarse unos pocos sucres que ayudaran a traer comida a la mesa de su familia. 

“Provengo de una familia muy pobre”, declaró el protagonista a FIFA.com. “Mis padres pasaban por auténticos apuros para llevar comida a la mesa. Y mi hermana no podía permitirse el billete del autobús para ir a la escuela, así que mi primo y yo íbamos a cantar a los buses, y nos ganábamos unas pocas monedas que nos daban los pasajeros. Con lo poco que ganábamos, comprábamos comida para nuestras familias, y yo podía darle a mi hermana el dinero que necesitaba para el billete del bus. Me sentía muy orgulloso por poder ayudar a mis padres”.

Hoy, los que se sienten orgullosos son su madre, Lastenia, y su padre, Iván. El apellido de Juan es Govea. Actualmente, está representando a su país en el hechizante trampolín de futuro que es la Copa Mundial Sub-20 de la FIFA, y está siendo una de sus estrellas.

A por la primera victoria
El joven delantero fue el autor del gol de Ecuador en su 1-1 contra Australia. Después, se erigió en un quebradero de cabeza constante para la formidable defensa de España, pese a que su selección cayó por 2-0.

“Estoy bastante contento con mis actuaciones, pero yo siempre quiero mejorar”, afirmó Govea. “En cualquier caso, lo que más nos importa a mí y al resto de jugadores es lo que haga Ecuador. Solamente hemos sumado un punto, pero si tenemos en cuenta el juego realizado en ambos partidos, merecimos algo más”.

“Nos queda un último partido [en el Grupo C] y, básicamente, tenemos que ganarlo. Costa Rica es una selección muy buena a la que le gusta jugar un fútbol de ataque, y tiene un jugador extraordinario como Joel Campbell. Nuestros defensas tendrán que vigilarlo muy de cerca, porque si le dejas espacios es capaz de hacer daño a cualquier equipo”, continuó.

“De todas formas, tenemos confianza en que podemos conseguir la victoria que nos hace falta. No vinimos aquí para volvernos a casa tras la primera fase. Vinimos aquí con el propósito de conseguir algo realmente especial para el fútbol ecuatoriano. En nuestro país, la gente vive con muchísima pasión el fútbol, y sería estupendo para ellos si pudiésemos llegar a las semifinales, o incluso a la final”, explicó Govea. 

Si el equipo alcanzase a la postre esas rondas soñadas, la cotización de Govea subiría como la espuma. Sin embargo, el delantero del Deportivo Cuenca (donde también jugó su padre) aseguró que, por muchos elogios que recibiese de todos los rincones del mundo, no dejaría de ser el mismo chico humilde de Esmeraldas, una ciudad del noroeste de Ecuador con un importante puerto marítimo pero industrialmente empobrecida.

Con los pies en la tierra
“Desde que me convertí en futbolista no he cambiado, y no tengo ningún motivo para hacerlo. Simplemente soy una persona más. Soy humilde, y provengo de una ciudad humilde. Todavía conservo muchos amigos de la niñez, y todos ellos están muy contentos por mí. Les agradezco mucho todo su apoyo. Sí que tengo ambiciones en el fútbol, pero independientemente del éxito que obtenga, siempre seguiré siendo humilde”, señaló.

Adaptarse a esa fama creciente tal vez no sea la tarea más sencilla para un joven como él, sin muchas pretensiones. Pero Govea se ha hecho un experto en materia de adaptación desde que empezó a hacerse un sitio en el equipo de Cuenca: hace dos años, siendo sólo un adolescente, se convirtió en el padre de una niña. La pequeña Alison, con sus 2 añitos, significa muchísimo para él, pero a la vez es un nuevo miembro de esa familia que, cuando salta al césped, ocupa la mayoría de sus pensamientos.

“Pelé, Maradona, Cristiano Ronaldo y Messi son mis ídolos, pero mi mayor ídolo, con diferencia, es mi padre”, resaltó Juan Govea. “Él me lo ha dado todo. Me enseñó a ser futbolista y a ser persona. Le quiero y le respeto muchísimo. Cada vez que salgo al campo, juego por él. Cada brizna de césped que recorro, lo hago por él”.

“Me dijo que estaba tremendamente orgulloso por verme jugar en el Mundial [sub-20]. Se le notaba emocionado. Nunca me había sentido tan orgulloso en toda mi vida”, concluyó.