28 de marzo de 2024

El fútbol menor en la olla

7 de abril de 2011
7 de abril de 2011

No hay que sacar el rejo para caerles a los menores. Después de todo, apenas se asoman a la vida competitiva y dependen en buena medida de lo que aprendan con el ejemplo y los consejos. Lo inevitable es consignar los hechos, y aceptar que algo anda mal en los terrenos de las divisiones formativas del fútbol colombiano.

Por encima de la aureola del suramericano del 2005 en el Eje Cafetero y las posiciones destacadas en los mundiales Sub17 de Finlandia 2003 y Nigeria 2009, el balance comenzó a dejar huellas negativas desde hace rato.

La llamada era de Eduardo Lara sintió varios puntillazos que en su momento pasaron sin mancharlo ni tocarlo, pero hoy toman fuerza para envilecer el panorama general. Desde el fracaso en el torneo de las Esperanzas de Toulon en Francia, hasta quedarse por fuera de dos mundiales Sub20 y un Sub17, se teje una red de descalabros que lleva a creer que algo falla en la estructura actual.

Nadie podría negar que durante los diez años con el mando de Lara, Colombia ha sacado a la vitrina internacional a un buen número de jugadores sobresalientes, algunos de los cuales triunfan en Europa. Podrían decir que son aspectos circunstanciales, o producto de las casualidades generacionales. Ello, empero, se saldría del molde del enfoque equitativo.

Sin embargo, los nuevos vientos no son favorables para obra del estratega vallecaucano y sus habituales colaboradores. Tal vez llegó la hora de la revisión, para establecer causas y aplicar medidas de sanidad. Nada hay eterno en el mundo, dice la canción popular.

Fue decepcionante el papelón cumplido en Perú, durante el suramericano para jugadores menores de 20 años, bajo el comando directo de Lara. Colombia ocupó el último puesto del hexagonal, tras una angustiosa clasificación, y dejó una estela inquietante de bajo nivel deportivo y disciplinario. Varios de los jóvenes se dieron ínfulas de estrellas mientras naufragaban en la cancha.

A la hora de las explicaciones, se encontró la excusa perfecta: lo importante era el mundial, porque el suramericano apenas servía para entrenar. Un pretexto baladí que inclusive encontró apoyo en las esferas del técnico de los mayores, Hernán Darío Gómez, pero mereció el rechazo general de la crítica especializada.

Todavía sin encajar los efectos de la pobre campaña en Perú, se produce el desplome de los menores de 17 años en Ecuador, lejos de la calidad de otros tiempos, distante de la capacidad que se les atribuía.

El técnico Ramiro Viáfara, quien venía amparado por el mérito del cuarto puesto en Nigeria 2009, se tropezó con el desplome de un grupo que nunca pudo romper el nudo del desorden en ninguno de los frentes del juego. Hubo reparos para la defensa, la capacidad del medio campo y la eficacia ofensiva. Total, poco o nada para el rescate.

El coletazo le pega duro a la dirigencia actual de la Federación Colombiana de Fútbol, encabezada por Luís Bedoya. Se agrega a una serie de reveses que incluyen la eliminación para el Mundial de mayores en Sudáfrica 2010.

Se dirá de nuevo que Ramiro Viáfara y su cuerpo de colaboradores recibieron respaldo irrestricto, lo que nadie desconoce. El problema es que, como con la Sub 20, el saldo fue deplorable, y no habrá manera de evitar el ramalazo. Desde luego, habrá que escuchar las explicaciones del entrenador, sopesarlas y tomar las acciones que resulten pertinentes. ¿Qué pasó? ¿Se perdió el tiempo en la preparación, fue un trabajo incompleto, hubo mala escogencia o miedo escénico?

Colombia olvidó sus formas habituales de jugar. La técnica, un factor clave, estuvo ausente. El toque rápido y preciso pasó de largo, y cuando se quiso emplear el servicio profundo, sobrevino un verdadero caos. Sin tener en cuenta el partido de cierre ante Paraguay, el promedio de rendimiento era de 33.33%, con 8 de 24 puntos factibles, reflejo de la crisis.

Encontrar razones para el bajonazo de los menores será tarea de los especialistas. Se entiende que Francisco Maturana, como técnico en desarrollo deportivo, tendrá una actuación decisiva hacia el futuro, para establecer la realidad de lo que ocurre en esos terrenos del fútbol colombiano. ¿Cómo andan los métodos de enseñanza? ¿Se ejerce veeduría en las distintas regiones del país? ¿Se trabaja por lo menos con estilos parecidos? ¿Qué sucede con la fundamentación? Toca investigar a fondo.

Entre tanto, a los jóvenes que regresan con la cabeza gacha habría que seguirles el paso, brindarles oportuna asesoría y crearles el espacio adecuado para que superen el bache. El tropezón debe ser aleccionador. No se pueden quedar en el suelo.

En cuanto a Luis Bedoya y sus colegas de comité, les quedan el Mundial Sub20, la Copa América, el torneo universal femenino de mayores y las eliminatorias hacia Brasil 2014, como oportunidades para nivelar las cargas.

Al mismo tiempo, el técnico Eduardo Lara deberá aferrarse a la necesidad de un papel digno a mediados de año en canchas colombianas. Puede ser su despedida del medio y nada más deseable que hacerlo con buen suceso.

Suenan los tacones

Si en el campo de los hombres se viven épocas de vacas flacas, en el de las mujeres es otro el cantar. Colombia se alista para el mundial de mayores en Alemania, bajo la dirección del bogotano Ricardo Rozo.

Lo que en términos prosaicos recibe el nombre de festival de los tacones, será una excelente ocasión para que las colombianas ratifiquen su vigorosa y efectiva irrupción en  el fútbol internacional. Tres clasificaciones consecutivas para torneos universales que incluyen los Juegos Olímpicos de Londres 2012, las sitúan en un plano excepcional de eficiencia.

La nueva aventura del encanto se iniciará el 28 de junio próximo en Leverkusen, frente al combinado de Suecia, seguirá el 2 de julio ante Estados Unidos en Sinsheim, y concluirá, dentro de su primera etapa, el día 6 en Bochum, contra las enigmáticas coreanas del norte.

Colombia hizo sus pinitos triunfales hace dos años, en Chile, como monarca suramericano de la categoría Sub17. La experiencia mundialista en Nueva Zelanda sirvió para calentar motores.

La revolución de los tacones se aceleró con el segundo puesto del Sub20 en Bucaramanga, detrás de Brasil, y alzó vuelo hasta conseguir el cuarto lugar en Alemania. Debe recordarse que Colombia avanzó a semifinales después de imponerse sobre Suecia (2-0) pero cayó ante Nigeria (1-0) en semifinales y Corea del Sur (1-0) en el duelo por la tercera casilla. Fue, sin duda, la revelación del torneo y sacó la cara por América del Sur tras la eliminación de Brasil.

Con un plantel de 25 jugadoras, varias de las cuales estuvieron en Nueva Zelanda y Alemania. Colombia cumple actualmente un intenso plan de adiestramiento. Este 8 de abril cerraba su tercer ciclo de preparación, siempre bajo la atenta mirada del profesor Rozo.

“El equipo está cada vez más fuerte, no sólo desde lo físico, sino que el pensamiento, la determinación, la actitud y la fe también han crecido de forma sustancial” (1), afirma Rozo, quien no parece descuidar el menor detalle.

La reciente visita de Steffi Jones, ex campeona mundial con Alemania y directora del Comité Organizador del torneo que se avecina, sirvió como acicate para las combativas jugadoras colombianas. “No sabemos hasta dónde podremos llegar, pero vamos con la intención de dar la pelea por el título” (2), fue la voz optimista de Yorelli Rincón, una de las figuras del equipo tricolor, durante el acto de presentación del trofeo de la FIFA en un hotel del norte de Bogotá.

También se vieron alentadas por las declaraciones de Steffi Jones: “Colombia es un país que se ha desarrollado mucho en cuanto al fútbol femenino, y su cuarto lugar el año pasado en la Copa Mundial Sub 20, es muestra de ello; personalmente me gustó e impresionó mucho el equipo que vi el año pasado en Alemania” (3).

La cuarta etapa se iniciará el 15 de abril, también en la capital del país, y tendrá como remate un par de encuentros ante la selección de México, los días 22 y 24. La concentración definitiva está prevista para el mes de mayo, ya con el plantel oficial listo para el viaje.

Mayores: toque de alerta

Al finalizar la nueva incursión europea, aunque no contra rivales del viejo continente, la escuadra de mayores, dirigida por Hernán Darío Bolillo Gómez, puede estirar un poco el guante y luego recogerlo con cautela.

El partido ante Ecuador, en el Vicente Calderón de Madrid, le permitió mantener la línea de ascenso que había mostrado frente a España, con aparente alivio para uno de sus peores males, la falta de gol. En cambio, contra Chile en La Haya (Holanda), volvió a experimentar viejas dificultades, agravadas con un inesperado desequilibrio en su zona más elogiada.

Fue, de pronto, una voz de alerta para no perder de vista de que todavía queda mucho por hacer. Sigue sin resolverse el dilema de si juega o no con enlace, y tampoco se despeja el camino del gol, quizás por esa indecisión de orden táctico.

Por el momento, Gómez estructura el equipo con base en la solidez defensiva. Conservar el cero es lo clave, mientras que la función del ataque se reduce a lo que produzca la réplica. Es posible que esté convencido de poder lograr, a la larga, volumen artillero con el desdoble de Guarín, las llegadas de Adrián Ramos y Dayro Moreno y el apoyo de los dos laterales.

El panorama podría cambiar si se concreta el retorno de Giovanni Moreno o se acude al concurso de McNelly Torres o Giovanni Hernández, algo que no se vislumbra en el horizonte. Varios expertos opinan que sería saludable darle una oportunidad a ese viraje. “Alguien que haga un pase-gol”, es el pedido.

Las cifras volvieron a caer con la derrota ante Chile. La era de Gómez, que sólo comprende juegos amistosos o informales, deja balance de 3 victorias, 4 empates, 4 derrotas, 9 goles a favor, 9 en contra y 13 de 33 puntos posibles, para promedio de 39.39% en rendimiento acumulado. Las convocatorias se elevan a 49 jugadores, de los cuales apenas tres han dejado de actuar. Entre los más alineados figuran el portero David Ospina (8 veces), los defensas Camilo Zúñiga (8) y Mario Alberto Yepes (9), y los delanteros Adrián Ramos (9) y Giovanni Moreno (8).

La sensación predominante, hoy, es de razonable optimismo sobre el futuro del equipo, a pesar de que subsiste el divorcio con el gol. Es indiscutible que en lo que resta para la Copa América y obviamente el arranque de las eliminatorias, Gómez tendrá que encontrar una fórmula eficaz para abrir el camino. Sin eso no hay paraíso.

Tiros cortos

*Las grandes ligas del fútbol europeo otorgan dos puntos por gol en la lucha que tiene como premio la Bota de Oro. Parten de la base de que no es lo mismo anotar en Inglaterra que en Portugal o en Rusia, al establecer una especie de rasero de calidad y exigencia. Por eso, a los cañoneros de las “pequeñas ligas” casi les toca trabajar el doble para entrar en esa competencia. Basta ver algunos casos para comprobarlo. Los líderes, Lionel Messi y Cristiano  Ronaldo, empatan con 27 anotaciones y 54 puntos, en tanto que el escocés Kenny Miller, del Bursaspor, si bien suma 25 goles, sólo llega a 37.5 puntos. Ni escocia, donde actuaba para el Rangers, ni Turquía, figuran entre los países privilegiados del balón. Por las mismas rutas anda el brasileño Hulk, del Porto de Portugal, quien acumula 20 goles y 30 puntos.

*Las cifras de Raúl González Blanco, el legendario delantero español, ya le tienen asegurado un puesto de honor en la historia de los grandes campeonatos del viejo continente. Raúl, quién salió del Real Madrid por ciclo cumplido según se dijo para explicar su retiro (por la puerta de atrás), es el nuevo ídolo de los alemanes que siguen al Schalke 04. Con 139 partidos y 70 goles en el torneo de clubes más importante de Europa, está destinado a dejar en el camino al italiano Paolo Maldini, quien llegó a 140 encuentros, y a todo el que se le atraviese. Próximo a cumplir los 34 años de edad y sin dar señales de agotamiento o fastidio, Raúl sigue en plena cosecha. Ahí sí, como el vino.

*Otra vez Augusta y la batalla por la supremacía del golf mundial. Hace apenas dos meses, el alemán Martin Kaymer tomó el liderazgo y ahora pretende afianzarse en la cima. Entre sus rivales figura el estadounidense Tiger Woods, quien era indestronable hasta cuando estalló el escándalo de sus desvíos extraconyugales, sobrevino el divorcio y se convirtió en rey de burlas. Podría regresar al olimpo, pero para ello tendría que ganar el torneo, y esa es una proeza que está por verse. Ya no es el gallo que más canta en el corral, le cuesta meterse en la vanguardia y siente la presión de la crítica y el público. Aunque sería formidable para el buen golf que los golpes del tigre volvieran a mostrar su potencia, los expertos no se embarcan en un pronóstico de tal naturaleza. En el entorno criollo surge la expectativa por la actuación del antioqueño Camilo Villegas, quien lleva ya varios meses alejado de las campañas victoriosas.

(1, 2,3) Portal de la Federación Colombiana de Fútbol.