18 de abril de 2024

No pienses en un camello

28 de marzo de 2011
28 de marzo de 2011

El ensayo de Lukoff, que recomiendo a los políticos y que es como una biblia para los que intentan ser elegidos,  habla así: “Los marcos de referencia son estructuras mentales que conforman nuestra forma de ver el mundo, nuestras metas y planes. Forman parte del inconsciente cognitivo. No podemos acceder a ellos conscientemente, pero sí por sus consecuencias y a través del lenguaje. Nuevos marcos, que suponen cambiar lo que se entiende por sentido común, y que provocan cambio social, requieren un nuevo lenguaje. No hay que pensar en un elefante: Nunca hay que discutir con el adversario utilizando su lenguaje, porque implica su marco, no el propio. Mitos de los liberales y progresistas (buenos, pero perjudiciales): La verdad nos hará libres, o sea, basta con contar la verdad para que la gente se dé cuenta. Pero no funciona así. Si la verdad que se cuenta no encaja en un determinado marco, rebota. Otro mito: las personas normales son racionales, así que razonan –y votan- en atención a sus propios intereses. Pero no, un 35% piensa que está o que tiene perspectivas de estar en el 1% superior de la pirámide, ¿y el otro 65%? El 20% no vota por sus intereses, sino por su identidad, sus valores y el resto o el 45%  vota por  prebendas puntuales y ocasionales. Es decir pan  para hoy y hambre para mañana. El moderno lenguaje político no es políticamente correcto sino eficaz y aconseja que la actuación debe ser respetando y escuchando. Debatiendo civilizadamente, sin gritos, manteniendo la calma, con humor, sin perder el control. No actuando a la defensiva, no haciéndose la víctima, no suplicando, transmitiendo optimismo. Siendo firmes, razonadores, mostrando conocimiento de los hechos. No pretendiendo convencer a todos, sino a los contrincantes. No basándose sólo en hechos, sino enmarcándolos. Reenmarcando las preguntas recibidas. Siendo sincero, sin montajes y sin prestarse a ellos. Usando historias y preguntas retóricas. Empezando por hablar de los valores. Preparando los temas. Usando cuestiones polémicas como “cuñas”. Hablando siempre de: “unirnos en torno a los mejores valores, si ellos quieren dividir, nosotros respetamos civilizadamente”…

En resumen, lo que Lakoff enseña no es tanto cómo conquistar el respeto de los demás hacia las propias opiniones o preferencias sino la manera de despojar a los otros de las suyas.