29 de marzo de 2024

Los cuentos de Bolillo

19 de marzo de 2011
19 de marzo de 2011

Gómez insiste en señalar que si le va mal en la Copa sentirá un duro golpe, pero si fracasa en las eliminatorias se moriría, para poner sobre la balanza el peso de los afanes del fútbol mayor de Colombia.

Uno tendría que preguntarse, de primera mano, qué diablos tendría que ver el éxito o el fracaso en la Copa, con algo consecuente dentro de las eliminatorias, si nada garantiza lo uno o lo otro. Cuando Gómez se embarca en tales preceptos, parece dejarse llevar por la idea de delimitar expectativas y despejar el camino frente a la crítica y a la afición.

Sin acabar de entender el propósito del planteamiento, consideramos oportuno recordar, una vez más, que el primer deber de un atleta o un colectivo, será siempre el de hacer su máximo esfuerzo por alcanzar lo mejor, luchar con determinación en busca de la victoria. Que se logre o no ya es otro cantar.
Dentro de ese contexto, Colombia tendría que ir a la Copa América dispuesta para encararla a fondo. Si quiere jugarla con la mente puesta en la eliminatoria, entonces se sale de la línea señalada y entra en los terrenos de la especulación y el riesgo calculado. Gómez debe olvidarse de sus cuentos de culebrero.
No debe pasarse por alto que con ese argumento se pretendió justificar el reciente mazazo de la selección Sub20 en canchas del Perú. "Lo importante es el mundial", fue la excusa, como si asistir al torneo olímpico resultara cosa de poca monta, un paseo de segunda clase.

Alentamos la esperanza de que el técnico antioqueño, como ya ha sucedido otras veces, sólo quiera agitar las aguas para mantener vivo el interés en el entorno propio y el de la selección. Sus conceptos, que vertió después de entregar la convocatoria para los partidos internacionales ante Ecuador (marzo 26) y Chile (marzo 29), parecían llevar un tinte entre juguetón e irónico, propios de su estilo habitual.

"Todo el mundo quiere ganar la Copa América y yo también, como también quiero ganarle a Ecuador y a Chile. Todos los partidos los quiero ganar, pero yo me muero si no voy al Mundial. Si me va mal en la Copa América, no me muero", fue lo que lo dijo a los medios, según resume El Espectador (1).

Del plantel que se alista para esos encuentros en Madrid y La Haya, solo cabía señalar que no ofrecía novedades particulares, salvo por el llamado del centrocampista Elkin Soto y los delanteros Víctor Hugo Montaño y Carlos Carbonero. Con ellos, la nómina de jugadores citados por Gómez en su nueva etapa se amplíaba a 49. Apenas tres han dejado de actuar tras nueve partidos de adiestramiento.
Soto, de 30 años de edad, zurdo neto, se destaca en el Mainz de Alemania, que ocupa el quinto puesto en el actual torneo de la liga mayor, a 18 puntos del líder, Borussia Dortmund. Ya lleva cinco temporadas largas en campos germanos, con un acumulado de 83 partidos y 6 anotaciones para el torneo doméstico. Llegó procedente del Once Caldas, con el que tuvo que resolver un engorroso pleito ante la FIFA. Puede aportar experiencia, buen toque, marca y remate.

Montaño, de 26 años, llegó a Francia en el 2006, para el Montpellier, del que pasó hace poco al Stade Rennes, segundo en el presente campeonato, a tres puntos del Lila. Juega en el medio campo y es de indiscutible toque goleador. Se anota 106 partidos en su cuenta, y suma 34 tantos. No sobresale en la marca, por su estilo más ofensivo, pero al cabo de seis temporadas en Europa debe resultar un valor agregado por su conocimiento del medio y la eficacia comprobada.
Carlos Carbonero, bogotano, es el más joven del trio de los recién llegados. A los 20 años se abre paso como uno de los mejores centrocampistas del país, aunque Gómez lo sitúa entre los atacantes. Pasó por el Academia de Bogotá antes de seguir hacia Neiva, donde el Deportivo Huila lo tuvo como jugador revelación. De ahí dio el salto al Once Caldas de Manizales, su actual divisa. Sobresale por su talento organizador, dominio del balón y fuerte pegada.

El resto del grupo es ampliamente conocido, de la entraña del técnico y sin duda la base para la Copa América y las eliminatorias.

Ausencia que se nota

Para la crítica, que en general le da buen recibo al contingente que viaja a Europa, la novedad entre los ausentes corre por cuenta del barranquillero Teófilo Gutiérrez, convertido hoy en el hombre-gol del Racing de Avellaneda en el torneo argentino.

Gutiérrez, de 25 años, resolvió sus problemas con el Trabzonspor de Turquía, y, después de casi tres meses de receso, aceptó la oferta del sur del continente para un regreso triunfal. Cuando escribiamos estas líneas ya se anotaba cinco goles, era el preferido de los medios de Buenos Aires como nuevo ídolo racinguista y hasta tenía acento.

Algunos comentaristas del país consideran que, en medio de la crisis ofensiva que acusa Colombia, Teófilo Gutiérrez era un nombre infaltable para los juegos contra Ecuador y Chile. De todas maneras, aunque Gómez no lo tuvo en cuenta esta vez, se supone que es un candidato indescartable para el inmediato futuro.
La tarea más complicada del cuerpo técnico se relaciona con el sistema de ataque. Ya se sabe que atrás todo parece marchar sobre ruedas y en el medio únicamente faltaría definir si habrá un enlace o se buscará un bloque que combine marca con apoyo a la vanguardia.

Gómez y sus asistentes tendrán que encontrar la forma de sacarle provecho a una cauda de artilleros que imponen su elevada cuota goleadora en diferentes canchas del mundo, pero se enfrían al vestir el uniforme tricolor.
Existe la esperanza de que no se opte por un estilo amarrete, aferrado a la solidez defensiva y a la escaramuza del contragolpe o a la espera de un error del contendor. Colombia podría caer en una situación de enorme desperdicio si se olvida de sus buenos atacantes, o no consigue ponerlos a funcionar.
Los partidos que se avecinan darán nuevas pautas sobre lo que se propone Gómez. Todavía resplande el sol de la esperanza que apareció en el horizonte durante el juego contra los campeones mundiales. Hay que ver si se mantiene la tendencia progresista.

¿Fin de otro ciclo?

En un plano diferente, se plantea la inquietud sobre si el ciclo del otrora capitán de la divisa tricolor llegó a su fin, o se acelera ese proceso. En efecto, desde hace varios meses, el zaguero antioqueño Iván Ramiro Córdoba no figura en las convocatorias de Hernán Darío Gómez.

En algunos casos fue por lesión, pero en el balance global los hechos parecen indicar que el técnico lo mandó al cuarto del olvido. Su última cita fue el 7 de septiembre del 2010, frente a México, en la ciudad de Monterrey, y desde entonces Colombia registra partidos contra Ecuador, Estados Unidos, Perú y España, sin el llamado de Córdoba.

Se tenía la impresión de que, por sus notables antecedentes y porque todavía ocupa plaza importante en el Inter de Italia, podría recibir la oportunidad de una decorosa despedida en la Copa América de Argentina. Para las eliminatorias quizás ya sería un punto distinto, por cuestiones de calendario. Iván Ramiro cumplirá 36 años de edad el 11 de agosto próximo.

Hasta ahora es poco lo que se ha dicho sobre la ausencia de Córdoba, tal vez porque se piensa que Colombia tiene suficientes jugadores para esa zona, en su mayoría con proyección hacia los próximos dos o tres mundiales, excepto por Mario Alberto Yepes y acaso por Luís Amaranto Perea que ya están o pasaron la barrera de los 30. Es un silencio inexplicable si se toma en cuenta la trayectoria del defensa nacido en Rionegro, Antioquia.

Quizás hayamos entrado a los terrenos de la especulación atrevida. Es posible que el técnico Gómez lo mantenga en su lista de espera. Por lo pronto simplemente queremos dejar la constancia de una preocupación informal. De trámite.

Tiros cortos

*Fue una formidable exhibición de buen juego la que hizo el Real Madrid ante el Lyon de Francia, por los octavos de final de la Copa de Campeones de Europa. Ýa había pasado un buen tiempo sin que el cuadro que dirige el polémico José Mourinho deleitara a sus parciales y a la crítica con una actuación de este corte. Se combinaron todos los factores de la belleza del fútbol: talento, precisión, velocidad y contundencia. Hubo goles de fantasía, jugadas maestras y espíritu de lucha. El aporte fue colectivo, pero en especial habría que mirar al brasileño Marcelo, cada día más artista y letal; el alemán Ozil, hormiga y genio; el argentino Di María, cuya fragilidad se esfuma ante el impacto de su clase; y el francés Karim Benzemá, transformado en un huracán del área. Con razón, los analistas de Madrid se frotan las manos.

*Expertos y aficionados del fútbol se preguntan las razones del abrumador desnivel competitivo que ofrece actualmente el Once Caldas de Manizales, líder sobrado del torneo doméstico pero a punto de quedar fuera de carrera en la Copa Libertadores de América. Algunos comentaristas sostienen que hay un mal enfoque desde el punto técnico y táctico, con responsabilidad directa del entrenador Juan Carlos Osorio. Se dice que no ha podido dosificar las fuerzas de tal manera que mantengan el equilibrio en los dos frentes de batalla. Otros son menos duros, y afirman que ciertos jugadores son reyes en Colombia y simples plebeyos en el exterior. El símil medieval alude a la eficacia goleadora que no es la misma en los dos escenarios. Por último, hay quienes remarcan la presunta pobreza del nivel colombiano para explicar el bajón del onceno albo en el campo internacional. Debe advertirse que, a pesar de sus dificultades del momento, el Once Caldas, cuando escribiamos estas líneas, todavía guardaba opciones matemáticas para avanzar a la siguiente ronda.

Con la excepción de la colombo-danesa Cecilia Braekhus, soberana absoluta del peso welter en el boxeo femenino mundial, el pugilismo del género no logra levantar cabeza en Colombia. Los títulos que estaban en manos de la cordobesa Lely Luz Flórez (superligero) y Darys Esther Pardo (superligero) se fueron tan rápido como llegaron. Después todos los esfuerzos campeoniles han naufragado en las aguas de la derrota. Los dos últimos episodios negativos fueron para pegadoras cordobesas. La pelayera Diana Ayala perdió en Buenos Aires a manos de Fernanda Soledad Alegre, de Argentina, por nocaut técnico en seis asaltos, por el título superligero de la Organización Mundial, OMB. Alegre dejó triste a su rival desde la primera vuelta del combate. La inmensa superiodad de la soberana se hizo manifiesta y en el cuarto asalto, Diana Ayala se fue a la lona. Fue el presagio de un final cercano. Cuando la sonó la campana para el sexto se quedó sentada en su esquina, señal inequívoca de que abandonaba las acciones. Andrea Miranda fue a San Martín de Mendoza, Argentina, en busca de la corona interina AMB supergallo, pero tampoco pudo lograr su objetivo. Se encontró con los puños de Yesica Patricia Marcos, dueña de casa, y a pesar de su notable esfuerzo recibió fallo adverso unánime. Por ahora no parece vislumbrarse un cambio en el horizonte de las damas enguantadas.

(1)Diario El Espectador, 16-02-11.