29 de marzo de 2024

El Medio Oriente en Transición

25 de febrero de 2011

La represión de las protestas ha agregado un nuevo grupo de mártires de la libertad y la democracia. En esta ocasión, el llamado surge de una región del mundo en la que algunos creían imposible la expresión democrática. Eso sucede cuando se cree que la libertad es una idea y no una condición de la naturaleza humana que la busca insaciablemente.

Sin embargo, lograr el derribamiento del régimen o cambios constitucionales o legislativos no son sino el primer paso de un camino arduo, que para ser exitoso,  requiere que los amantes de la libertad lo sean así mismo de la democracia. En los momentos de incertidumbre, que seguramente vivirán estos países en los próximos meses, muchos tendrán la tentación de soluciones rápidas y eficientes que van en detrimento del diálogo y de la búsqueda de consensos propios de la democracia.

España es un buen ejemplo de esa reacción. Precisamente el pasado 23 de febrero se conmemoraron 30 años de la intentona golpista de 1981.  Solo el compromiso democrático de la sociedad española, con el Rey a la cabeza, pudo desvertebrarlo. El empuje posterior de España demuestra que a pesar de la crisis socio-económica que vivía el país en 1981,  el sistema democrático es capaz de hacerle frente si está respaldado por la comunidad.

Por lo anterior, insistimos nuevamente en la necesidad de que la comunidad internacional se manifieste con una solidaridad activa y eficaz para ayudar a que la semilla democrática fructifique. Sin duda, el primer llamado es la contribución a la construcción de acuerdos de largo plazo que se plasmen en nuevos textos constitucionales. Si bien la elaboración de una Constitución,  es un proceso interno y soberano de cada Estado,  un acompañamiento internacional enfocado en ayudar a crear condiciones adecuadas de diálogo y protección de las minorías sería deseable.