29 de marzo de 2024

Carrusel de los Magistrados Auxiliares

24 de febrero de 2011

Serios nubarrones se venían observando desde hace tiempo en la Administración de Justicia. Cuando la majestad baila con el mejor postor, pierde su autoridad moral, su razón de ser sufre de serios cuestionamientos que la hacen asequible y muchas veces vulnerable a todo tipo de entuertos y componendas.  
Esperamos que los Organismo de Control que están dando muestras de eficiencia: Fiscalía, Contraloría y Procuraduría; tomen cartas en el asunto y entren a investigar de inmediato el vergonzoso carrusel de los Magistrados Auxiliares, que con tan solo un mes de servicio se pueden jubilar de por vida con salarios de entre doce y hasta quince millones de pesos mensuales. Al saber que estos nombramientos los hacen los “Honorables Magistrados” titulares del Consejo Superior de la Judicatura, deja en la opinión pública nacional e internacional, el sinsabor de vernos totalmente desprotegidos por el Estado de Derecho, puesto que la máxima instancia judicial ha colapsado moralmente. Los Colombianos, quedamos a la espera del resultado de estas investigaciones y si es del caso habilitar en la Cárcel la Picota, el patio para magistrados y jueces corruptos, pues que así sea.
El Consejo Superior de la Judicatura que de acuerdo a su estructura y mandato Constitucional, es el Juez de Jueces, se corrompió. Las denuncias que hace la Revista Semana en su última edición, ponen los pelos de punta a quien las lea. Ya no nos queda otra instancia a donde, acudir, que  quedarnos mirando las estrellas a ver si el Padre Eterno se compadece de este país, martirizado y dilapidado por todo tipo de haraganes incrustados en la Administración Pública.
Considero que a los Magistrados Auxiliares, que se pensionaron tan irregularmente, las autoridades competentes les deben revocar tal Acto Administrativo, además de iniciarles las acciones penales correspondientes, con sus padrinos a bordo, que los secundaron en semejante atropello contra el erario público.  
No es justo que en nuestro País, en medio de tanta injusticia social, exista tamaña desigualdad salarial en medio de la miseria y el abandono en que nos encontramos sumidos. Los millones de desplazados por la violencia y la ola invernal, se encuentran en las áreas urbanas fortaleciendo los cinturones de miseria. Como consecuencia de todo esto, son miles las familias que están pasando hambre y los mejor librados tienen que sobrevivir con el salario mínimo que solo les alcanza para pagar una pieza de inquilinato y medio alimentarse. Son también miles los niños que padecen alto grado de desnutrición y miles de ellos, también están siendo víctimas de trabajos forzados para aumentar el presupuesto familiar, cuando no es que cogen el camino de la prostitución, o ingresan a los grupos armados al margen de la Ley.
Esta tremenda desigualdad la veníamos observando desde hace muchos años en el Congreso de la República, y altos funcionarios del Estado, pero, últimamente ha penetrado a todas sus instituciones. Lo más grave, es que cuando el funcionario público no se encuentra conforme con su salario es demasiado proclive para dejarse arrastrar por los contratistas corruptos y toda clase de prebendas.   
Con las denuncia de respetables medio de comunicación, hemos logrado comprobar que la administración de justicia cogió el mismo camino del entorno visceral que desde hace varias décadas se viene incubando. Si no le ponemos cuidado a tan delicada situación, muy pronto podríamos tener una revolución de masas de incalculables consecuencias. No olvidemos que los campanazos de alerta se están dando por todo el mundo por las injusticias sociales, consecuencia de la corrupción en sus gobernantes. Es tiempo de  reflexionar para que se tomen los correctivos del caso. Sería conveniente que se revisaran tantos salarios extravagantes y pensiones estrafalarias, que no dejan de ser el detonante y combustible que día a día está alimentando la hoguera revolucionaria.

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