28 de marzo de 2024

Aquí sí hay mucho qué hacer. ¿Se le mide?

7 de octubre de 2010
7 de octubre de 2010

Hace ya más de un año que esta ciudad puso a pensar al resto del país cómo es que si este pueblo parece tan próspero, hay tanto desocupao. Y en verdá que es un pueblo, pues son 68 mil personitas en ese plan.

Artículos de revistas, informes de noticieros, columnas de opinión le dedican buen rato al asunto. Foros, debates políticos, marchas, exigiéndole a alguien que resuelva el problema y que aparezca -abracadabra- la fórmula para que todo el mundo tenga con qué comprar pan y pez.

Dice el gobierno local que no es bolsa de empleo, que  se muevan los empresarios. Dicen los empresarios que no hay política pública que genere puestos de trabajo. Dicen los que quieren trabajo que nadie les para bolas. Otros no quieren saber nada de trabajar.

Como sea, el asunto se ve como un fenómeno extraño, exógeno, con ecuaciones misteriosas, casi esotérico, que requiere mano divina para encontrar la senda de la abundancia. Que Pereira no haya podido resolver el enigma de ser la ciudad donde todo se compra y vende, pero donde la gente no tiene qué hacer, parte del hecho de que no se trata de un asunto de cifras o políticas, sino de valores.

Buena parte de las dinámicas económicas de la región cafetera han estado ligadas a actividades generadoras de bonanzas periódicas, sucesivas y altamente sensibles a fenómenos contingentes, ajenos a su control.

Los ciclos de auge y caída de los ingresos y la productividad, asociados al narcotráfico, la migración, las pirámides y hasta las cosechas cafeteras, son la muestra de que el imaginario regional aprendió a vivir de oleadas de prosperidad, que han traído mucha alegría y algo de desarrollo, pero no de formación sólida y sostenida de capital social.

Hoy, lo que vos y yo vemos es que mientras unos pujan por trabajar en lo que encuentren, otros no están dispuestos a abandonar la comodidad del billete que sale de bolsillo ajeno. Otros ya se dieron cuenta, por conciencia o por obligación, que hay que hacer algo, pero siguen esperando el trabajo perfecto.

Aquí sí hay mucho por hacer, ¡todo está por hacerse!, pero no todos están dispuestos a hacer lo necesario. Antes que cualquier plan de choque o acuerdo inter-institucional, es necesario que sembremos en nuestras gentes la certeza de que la acción y el servicio traen prosperidad, que atender la tarea de la vida es el camino por el cual se aprende a ser feliz. Los llamados ‘toderos’, hoy venidos a menos, nos dejan una bonita lección: que están dispuestos a moverse y hacer lo que sea por generar sus recursos. Sin embargo, el reto hoy es mayor. Más que hacer lo que sea, es hacer lo que corresponde.

Pregúntate hoy: ¿cómo puedo servir o hacerlo mejor?, ¿aunque no me ofrecen el trabajo que sueño, es mejor que nada?, ¿cómo logro lo que quiero si no hago nada por tenerlo? , ¿realmente soy feliz dejando que otros me provean los recursos?, ¿eso será así siempre?

Y las preguntas para Pereira son:  ¿si no es del café, de los narcos o del comercio tradicional, de qué podemos vivir? La respuesta está en la información y el conocimiento. De eso hablamos en quince días. Gracias.La Tarde.