28 de marzo de 2024

María Teresa de Mendieta: Cargó 12 años sobre sus hombros la tragedia de su esposo

13 de junio de 2010
13 de junio de 2010

La noticia la dio el Mandatario en medio del Consejo Comunal de Gobierno en Quibdó, en el que revisaba los avances sociales del Gobierno en el departamento del Chocó.

“Me permito transmitir a los colombianos desde Quibdó esta buena noticia: el Comando de Operaciones Conjuntas de nuestras Fuerzas Armadas acaba de rescatar al señor general Mendieta y al señor coronel Murillo”, dijo Uribe Vélez, y la buena nueva no tardó en darle la vuelta al mundo.

Sostenía un diálogo con funcionarios del departamento e interventores de una de las vías de la región, cuando su edecán, Juan Pablo Pinilla, le anunció que en el teléfono estaba doña María Teresa de Mendieta, quien durante casi 12 años cargó sobre sus hombros la tragedia de un esposo secuestrado por los terroristas de las Farc.

“Un momentito que aquí está la señora del general Mendieta”, le dijo al auditorio, que al instante guardó un silencio respetuoso.

“Doña María Teresa, la felicito y me alegra mucho”, pronunció el Presidente, obviando de inmediato el saludo.

Al otro lado de la línea, la esposa del general agradeció al Presidente y a las Fuerzas Armadas el sorpresivo rescate, en medio de las selvas del Guaviare, al oriente del país.

“No, doña María Teresa. Mire, esto nos causa una gran alegría. Una alegría en el alma, por su hogar y por todos los colombianos”, le respondió Uribe Vélez. “Le agradezco mucho toda su fortaleza espiritual de todos estos años. Aquí estamos en Quibdó y la comunidad de Quibdó la aplaude”, expresó el Presidente y levantó la mirada hacia las 700 personas que llenaban el recinto: “Es la señora del General Mendieta”, les contó.

Los aplausos a la esposa del general rescatado inundaron el auditorio Jesús Antonio Lozano Asprilla, de la Universidad Tecnológica del Chocó, donde se realizaba el Consejo Comunal número 296.

“La felicitó de todo corazón, doña María Teresa. Ya los van a trasladar al Batallón del Barrancón, ahí un poquito abajo de San José del Guaviare, y después llegamos con ellos hasta la casa”, le informó el Presidente.
Luego la despidió, conmovido por las expresiones de gratitud de la señora, y le dijo: “Usted nos ha dado un ejemplo a todos los colombianos con su fortaleza espiritual”.

‘Encomiéndenos a Dios, doña Robertina’

Solo unos pocos minutos transcurrieron cuando el edecán le informó que también estaba en la línea telefónica doña Robertina, esposa del coronel Murillo.

“¿A dónde está doña Robertina?”, preguntó. “Señor Presidente, aquí estoy”, dijo la señora, y su voz se escuchó esta vez en todo el recinto, pues el equipo de Sonido de la Presidencia había amplificado la llamada.

“Yo la felicito de todo corazón. Me alegra mucho por su hogar, por Colombia. Este es un alivio muy grande. Yo le agradezco a usted toda su fortaleza espiritual de estos años y con sus oraciones ayúdenos para que podamos rescatar a todos los otros secuestrados”, le dijo.

– “Sí, señor Presidente, eso estamos haciendo”, le respondió doña Robertina.

Luego el Jefe de Estado le informó que las tareas para sacar de la selva a los rescatados continuaban, y que las Fuerzas Armadas coordinarían el encuentro del plagiado con toda su familia.

“Bueno, señor Presidente. Muchas gracias. Un abrazo y mi Dios le pague por todo”, respondió doña Robertina, con la voz quebrada por la felicidad y la emoción.

“No, a usted nuestra gratitud –le dijo el Presidente-. Y ahora esta felicidad de su hogar que nos dé energía para seguir y poder rescatar a todos los demás. Le agradezco mucho doña Robertina. Muchas saludes y encomiéndenos a Dios”.