29 de marzo de 2024

Preguntas que dividen al país

8 de mayo de 2010

Pero no siempre son preguntas necesarias. Son a menudo preguntas sobre situaciones hipotéticas que dividen pasionalmente al país. “¿Extraditaría usted al presidente Uribe o al ex ministro Santos?”, suelta el periodista en el foro. “¿Cuál será su política frente al presidente Chávez?”, suelta otro.
Y, por supuesto, en esos puntos empieza la fiesta sin entrar en las profundidades de la Constitución ni considerar los tratados internacionales. Y la fiesta sigue con la propaganda sucia: la deformación de lo dicho, la repetición alarmista de una declaración que necesitaría matizarse.
En los momentos más calientes de esta campaña, la agenda informativa parece dictada por los temas bandera del gobierno: la seguridad, las relaciones con los vecinos disgustados, la guerra contra la guerrilla, aunque se pregunte poco por la guerra más extensa contra la ilegalidad y no se dé carácter de urgencia a lo que haremos para reducir o eliminar la influencia de la criminalidad en la política y las instituciones del Estado.
Se tratan estos temas porque existen el chantaje del miedo y la estigmatización política si no se responde como lo esperan el Gobierno y el candidato del Gobierno. De todas maneras, los sabuesos de la propaganda andan sueltos para pillar en falta a quien se aparte de la verdad que ha tratado de imponer el Gobierno.
Pero sucede que estos no son los temas que preocupan a los colombianos. Preocupan el empleo, la salud, la educación de calidad, la vivienda, la justicia, entre otros. Preocupa la necesidad de desactivar el dispositivo de irracionalidad e intolerancia que divide al país desde hace décadas y que este Gobierno ha estimulado hasta el delirio.
No se pregunta por la cultura, aunque desde ella se pueda emprender el más necesario cambio en la mentalidad belicosa y vindicativa de los colombianos. De la cultura no se habla porque, al parecer, no da votos. ¡Pero qué bueno que se hablara de ella y de un eje que la vinculara en un apretado tejido de funciones complementarias con la educación y las tecnologías de la información y la comunicación!
No da votos, pero si se introdujera en los debates, pondría a los candidatos a hablar de cosas que afectan nuestra vida cotidiana, la paz de todos los días, la creatividad que hay dentro de todos, aquello que debemos corregir por destructivo y lo que debemos conservar porque es benéfico para la convivencia.
No la incluyen sino en la letra menuda de los programas, quizá porque algunos candidatos creen que se trata solamente de las Bellas Artes y las Letras y no de la creatividad individual y colectiva y de las respuestas que ofrecemos a estímulos de la realidad, de la manera como respetamos o violamos las leyes y el mayor o menor grado de tolerancia que usamos al resolver conflictos con los demás, incluidos los gobiernos vecinos. Y esto, déjenme decirlo claramente, sólo lo hemos visto en las propuestas de Antanas Mockus. El Universal.

*Escritor