29 de marzo de 2024

Se quiere vulnerar al departamento del Quindío (I)

23 de abril de 2010
23 de abril de 2010

Esa historia de culpas y crímenes no puede repetirse. El gobierno departamental sabe que los hechos oscuros de la tenebrosa época ocurrieron por la tolerancia de gobernantes que fueron inescrupulosos, que cerraron los ojos para “dejar hacer dejar pasar”. El gobierno del Quindío no puede hacerse el de la vista gorda frente a esa situación y si le están engañando en Esaquín su deber es abrir los ojos y denunciar ante la opinión pública las nuevas intenciones estimuladas desde esferas politiqueras y amañadas, donde malas costumbres han imperado desde hace mucho tiempo. Se tiene que ejercer la potestad jurisdiccional y el gobierno quindiano está en el deber de hacerlo.
El gobernador Julio César López Espinosa conoce la posición de La Crónica del Quindío y su compromiso con la defensa de la moral pública. Conoce bien la posición de este diario frente a todo brote o amenaza dirigida a lesionar los intereses colectivos de la región.

El próximo 7 de agosto se vence el periodo del actual gerente de Esaquín Hugo Herrera y el gobierno departamental está obligado a cuidar a Esaquín e impedir que se sigan cometiendo los desafueros que han sido evidentes en esa institución. Esaquín tiene tarifas de acueducto que atentan sospechosamente contra las familias de los municipios quindianos, contra pequeñas empresas y obviamente contra los más pobres del Quindío. Lo grave es que de la junta hacen parte los alcaldes de Quimbaya, Salento, Córdoba y Pijao, a quienes poco parece interesar la situación. Ellos, los alcaldes, para desfortuna de los habitantes de los municipios que gobiernan, están haciéndole el juego a la fórmula politiquera que ha venido imponiéndose en la Empresa Sanitaria del Quindío. La contratación pública se convirtió para los inescrupulosos, para los sin recelo, en el sistema adecuado que siempre soñaron. Esas han sido las pretensiones durante mucho tiempo de los especialistas en los trajes a la medida. Los vivos siempre han utilizado el sistema como escudo para la justificación de actos administrativos que no caben en las personas con ética y moral, en aquellas para quienes tienen valor los principios, la dignidad y el respeto por lo público.

Ya es tiempo de que la sociedad quindiana reaccione frente a los demasiados abusos cometidos en Esaquín. El gobernador está en el deber de imponer su autoridad y los alcaldes en la obligación de apoyar lo bueno, no las intenciones mezquinas que se ciernen en la politiquería. Este es el mal con el que algunos gozan en el Quindío, departamento sofocado por la vigencia permanente de pillos con tumores cancerígenos que han hecho metástasis en el cuerpo del Quindío.

Esaquín es una empresa de 10 mil millones de pesos por lo menos, con poco más de 3 mil usuarios en el departamento y debe ser una institución respetable no un fortín de ineptos e indolentes politiqueros ganosos de mantener vigentes las mañas de la perversidad pública. Esaquín está llamada a ser una empresa eficiente y como es deber de todos los quindianos velar por los intereses colectivos, nosotros vamos a escudriñar, a explorar cuidadosamente para denunciar a quien o quienes intenten volver a los vicios del oscuro pasado, aquel en el que los parlamentarios ineptos pero pervertidos y capaces de promover el mal, se hacían repartir las instituciones del Quindío como si ellas fueran propiedad particular. La historia de delitos y crímenes que se han cometido en el Quindío, no puede repetirse y si hay razón para que estemos halagados por las nuevas caras quindianas en el Congreso, que demuestren todos que en ellos va a imperar la rectitud, la caballerosidad y el escrúpulo para defender lo público e impedir que el patrimonio del Estado sea la caja menor de la corrupción de siempre.