28 de marzo de 2024

Otra maratón de mediocridad

27 de abril de 2010
27 de abril de 2010

Ante las  inmediatas declaraciones del gobierno frente a la inexequibilidad de la emergencia, son muchas las preocupaciones que se reavivan en los ciudadanos y en todo el gremio de la salud. Tanto el Presidente, como el Ministro de Protección Social anunciaron que el “equipo de gobierno” estaría dedicado todo el fin de semana a la “maratónica tarea” de preparar el nuevo proyecto de ley para ser radicado el lunes o martes ante el Congreso con mensaje de urgencia.

No deja de ser increíble que con una reacción tan enérgica de la ciudadanía y tan clara como la de la Corte, se piense que los vicios de la reforma son asunto de un fin de semana, y que pueden ser resueltos por el gobierno dándole la espalda a las asociaciones científicas y a los usuarios del sistema. Preocupa la mediocridad y la improvisación porque en esta coyuntura, el “equipo de gobierno” ha demostrado de sobra ser incompetente en materia de salud. El sistema colapsó en sus manos y esto no sucedió de un día para otro y por ello es inaceptable que el Ministerio insista en improvisar, intentando conjurar la debacle del sistema con unas cuantas medidas expedidas a la carrera. Ya está demostrado que las decisiones de afán, sin estudios previos, solo lograron desvirtuar los principios de la ley 100, los derechos constitucionales y atacaron la dignidad del ejercicio profesional.

No se requiere más improvisación porque, precisamente lo que demuestra la coyuntura es que los decretos fueron, no sólo inconstitucionales y antijurídicos, sino también antitécnicos en materia de salud. Preocupa la rapidez con la que el Gobierno quiere someter a discusión del Congreso una nueva propuesta porque este es un tema medular que requiere un análisis sesudo, de fondo, del que no pueden marginarse nuevamente las voces de la comunidad académica y de las asociaciones científicas que han reclamado su derecho a su participación democrática en un tema nacional. A las declaraciones del Gobierno contrastan las realizadas por el sector académico, por los representantes de gremios científicos y de la salud, que ante el pronunciamiento de la Corte consideran que se abre la oportunidad para reformar el sistema a través de un proceso participativo amplio, democrático y técnico que culmine con una propuesta viable e integral.

El que la Corte mantuviera la vigencia de las medidas tributarias que dan un alivio al sistema y habilitan el giro directo de recursos de los departamentos y municipios a clínicas y hospitales, es precisamente una gabela que ofrece este órgano judicial al gobierno para que convoque a la construcción de una verdadera reforma que permita la vigencia de nuestro sistema de salud. De manera implícita la Corte está diciendo “no más paños de agua tibia que el problema es serio”.
Pero el Ejecutivo se la jugó por la maratón de la mediocridad. Se prevé que corregirá errores; de un lado, aclarará que toda la población afiliada tendrá acceso a servicios de baja, mediana y alta especialización, eliminará las sanciones a los médicos y omitirá mencionar las cesantías como forma de financiar los altos costos de las enfermedades. Pero de otro lado, reiterará la necesidad de que los afiliados con posibilidades de pago asuman costos de sus tratamientos, volverá a dejar abierto e impreciso temas esenciales como la definición del POS para que sea una comisión la que delimite y actualice el paquete de servicios, mantendrá las insuficientes medidas anticorrupción y ordenará más control a la débil y reducida Superintendencia de Salud.

Los problemas siguen allí y aun no se escuchan propuestas ¿Qué hacer con el problema de la sostenibilidad financiera del sistema?; ¿Cuáles son las medidas para activar el trabajo digno para sostener el sistema de salud?; ¿Cuáles serán los espacios para el gran debate nacional sobre salud? Todo indica que las asociaciones científicas, los usuarios, los sectores académicos y las fuerzas políticas comprometidas con los derechos de los colombianos, tendrán que seguir en su carrera contra la improvisación, la mediocridad y por una reforma democrática de la salud.