29 de marzo de 2024

Buscando el muerto río arriba

24 de abril de 2010
24 de abril de 2010

Todos ellos han montado su campaña sobre la base del exterminio de la guerrilla, como un propósito fundamental de las acciones de gobierno. Hace muy poco le escuchamos decir al doctor Uribito que a las Farc es necesario arrinconarlas, acabarlas, exterminarlas, y que ello no se podrá lograr a base de mimos y girasoles en una clara alusión al doctor Mokus.

La pregunta que nos podemos hacer es, ¿por qué en ocho años de gobierno, de mano dura contra las Farc, el gobierno no las ha podido derrotar, no las ha podido eliminar?. A veces piensa uno de cierta manera que puede producir terror: si la violencia se acabara, se acabaría también la razón de ser de la política de este gobierno, que se ha cifrado de una manera obsesiva en la “seguridad democrática”. Y se  podría llegar a la conclusión de que para poder movilizar tanto dinero hacia la guerra (mucho de él  fuera de control), la existencia de las Farc se hace necesaria.
Se han equivocado quienes piensan que Antanas Mokus asumirá una posición blanda ante la violencia generada por los grupos ilegales: ha dicho de una manera contundente que toda conducta ilegal será castigada con toda la severidad del caso. Eso equivale a decir que se buscará el absoluto monopolio de las armas por parte del Estado y eso es válido para la delincuencia común, para los traficantes de armas y de drogas y para la guerrilla. De ninguna manera se está hablando de un desmantelar a la fuerza pública, sino que al mismo tiempo que se realizan estas acciones de confrontación, es necesario que haya también una represión social, un compromiso de todos los ciudadanos para descalificar cualquier conducta ilegal, que implique atajos y evasión de la ley.
Dicho de otra manera el fenómeno de la violencia se debe abordar de una manera sistémica, porque ella contiene elementos que provienen del desempleo, carencia de educación en valores, el dinero fácil del narcotráfico, la corrupción  y, en fin, una multitud de perspectivas que no hacen fácil el encuentro de soluciones desde una sola orilla.
Por eso, porque el problema es complejo, no es posible dar una respuesta tan sencilla como: mano dura a la guerrilla y punto. Entonces algunos consideran que cuando Mokus no es conciso en sus respuestas es porque no tiene claridad al respecto. Creo que es lo contrario: cuando se tienen respuestas tan obvias, es porque no se ha examinado el problema de la violencia de una manera juiciosa.
Y para quienes siguen considerando que Mokus no ha debido entregar a la nación los 4.500 millones de pesos que no se gastaron la campaña, es la mejor lección de honestidad, de transparencia que ha hecho un candidato a la presidencia en la medida que considera que si no gastó ese dinero en su campaña, recibirlo es un acto carente de escrúpulo y en tanto que su principal bandera es la honestidad, esa ha sido la mejor manera de probar su coherencia entre el decir y el actuar.