AYER,HOY Y MAÑANA
Ahora disfruto de un año sabático aquí en Colombia donde mis parientes de Manizales, Bogotá, Palmira y Sahagún. Voy por Bogotá. Este cuento lo echo cada vez que mis primos me presentan a sus amigos, porque les parece raro mi nombre, que al lado de los que escuché por una emisora es sonoro y común auncuando nó tan corriente. En Italia tengo varios tocayos. Aquí no he encontrado el primero.Por extraña coincidencia, terminé involucrado en la politica colombiana. Uno de mis primos de Bogotá, aspiró a la Cámara y lo acompañé en parte de su campaña. El que estudia Filisofía en Manizales, es íntimo de Petro. Los de Sahagún, son de Santos. Y sospecho que los de Palmira, son del PIN, pero divididos entre mockusistas y noemicistas. Que le vamos a hacer. Este fué el destino que me correspondió.
Pero lo cierto es que como tengo visión teatral, me ha encantado el tinglado de la política colombiana y latinoamericano. Hasta ayer el señor Darío Montoya era un auténtico desconocido, salvo para los alumnos del Sena y los empresarios colombianos. Hoy vinimos a saber que es un prohombre al que se "sonsacan" y se pelean los aspirantes al solio de Bolívar, para contarlo dentro de sus filas. Mañana lo veremos como figura prominente de la política antioqueña. Va a ser Alcalde de Medellín. Y por este señor se ha armado tremenda garrotera que hasta ha acabado con su unidad familiar. Hija contra el padre y padre,desolado, contra su hija y la amiga de su hija, doña Noemí Sanín. En medio, los disociadores bogotanos, aupando la tragedia. Y cortesanos de uno y otro bando, que con lisonjas y adulaciones les hacen creer a los príncipes que ellos y unicamente ellos, pueden salvar al reino de las tinieblas y las tempestades. Con fondo de ópera italiana. Pinochos y pinochescas robándose la escena. Díganme si nó estamos ante una tragicomedia cuyo tema envidiaría el mismísimo Shakespeare.
El Calígula que le vimos al Director Pandur,la más bella y estremecedora pieza del Festival de Bogotá que acaba de concluir, basada en la obra de Albert Camus, nos mostró lo que es el poder desenfrenado. Con sus excesos pasionales.Chavez bien podría ser la caricatura de Calígula. Quedará para la historia la imagen del dictadorzuelo venezolano, en el desfile con que celebró una efemérides patria, con derroche de armamento chino y ruso. Hagan de cuenta el mandacallar del más tribal de los países africanos.Y un silencio sepulcral encubre su desafío estrambótico. Ni la Onu,ni la OEA, ni los gringos se han manifestado y permanecen arrodillados .Hasta que de pronto les llegue el tiro de gracia. Que, desde luego, puede ser para nosotros los colombianos en primer lugar.
La fina comedia se hizo presente en el Festival. Los argentinos presentaron una de equívocos y situaciones absurdas. Su personaje principal era un gay,coleccionista de arte y excelente amigo . Ya viejo, se reencuentra con tres compañeros de colegio, que, cada uno con sus dramas personales, terminan pidiéndole asilo en su apartamento.Y, curiosamente, al gay no le gusta comer si no pollo,transgénico, supongo. Y tomar Coca Cola.La obra se llama Baraka y se burla de quienes al llegar a los sesenta años, se encuentran solos por haber dilapidado su vida en búsqueda del dinero, el poder y la reputación. Al pollo lo ha puesto de moda nuestro muy admirado Evo Morales, Presidente de Bolivia, a cuyo consumo le ha atribuido el hecho de que los homosexuales sean como son:con deficiencias hormonales de primer grado. Sin ponerse colorado, lo dijo en un discurso dentro del marco de la Conferencia sobre la defensa de la Madre Tierra, nuestra vapuleada Pacha Mama.Y que cómico resultó. Ahora saldrá Monseñor Castrillón a decir que los problemas que tiene la Iglesia con los curitas cachondos obedecen a que se les fué la mano en el arroz con pollo que dan en los seminarios. Pero dejemos así y no nos metamos en honduras. Ni en Nicaragua.Y sigamos disfrutando del gran festival de teatro que es la política colombiana, cuya temporada termina el próximo siete de agosto.