La guillotina de la justicia
Fue miope frente a un himalaya probatorio que los apabulla como autores intelectuales, en un bien premeditado cohecho. Ellos , Sabas Pretelt como Ministro del Interior y Diego Palacio como Ministro de Protección Social, buscaron, con mente oblicua, a dos ambiciosos parlamentarios para negociar las conductas proclives que éstos debían desplegar para lograr la aprobación de la primera reelección presidencial. Sabas y Palacio fueron torcidos,sobornadores al menudeo,libertinos de la moral pública, mercaderes del poder administrativo, para subyugar con promesas a una marrullera mujer de Barrancabermeja y en la mas repugnante simonía vender una notaría a un codicioso capataz de Caicedonia, previo compromiso de cancelarle, con los ingresos, 450 millones de pesos. Esta historia verídica es de una perversidad insondable.
La providencia de la Procuraduría conllevaría a deducir, como corolario, que prevaricó la Honorable Corte Suprema de Justicia. Si para el primer ente no hay delito, y para el segundo existe plena prueba de la transgresión ilícita, uno de los dos extremos, consciente y voluntariamente, está violando, con dimensión de escándalo, el Código Penal.
Cuando el 26 de junio de 2.008 la Corte condenó a Yidis Medina por cohecho, ilícito necesariamente bilateral, le estaba notificando a Sabas Pretelt y Diego Palacios que ellos dos eran tan, o mas delincuentes que esta parlamentaria. Porque ambos fueron mas taimados, ejercieron perversamente la autoridad, se aprovecharon de la debilidad humana, acorralaron con ofertas que en parte fueron cumplidas, para coronar, vía el delito, la incontrolada ambición del ejecutivo. Lástima que la brevedad de una columna periodística no permita ahondar probatoriamente en este fétido lodazal.
Cabe resaltar que el Procurador manejó el estudio de este caso con selectivo bisturí. En su providencia acogió genéricamente el proyecto elaborado por su antecesor, pero cercenó el capítulo en donde puntualizaba los cargos gravísimos contra Pretelt y Palacio. Se adivina en ese nebuloso proceder, la intención de esconder o sepultar la prueba vehemente contra los investigados para poder justificar el mediocre alegato sobre la duda.
Estigmatiza la Corte “…la manera como fue abordada (Yidis Medina) por el titular de la curul Ivan Díaz Mateus (ya condenado) el entonces Ministro del Interior y de Justicia Sabas Pretelt de la Vega, el secretario General de la Presidencia de la República Alberto Velásquez e incluso por el propio Presidente Dr Alvaro Uribe Vélez, para ofrecerle prebendas políticas a cambio de su apoyo al proyecto de reelección presidencial”. Un poco mas delante, en el texto de la Sentencia, escribió la Corte : “El Ministro de Protección Social doctor Diego Palacios le ofreció participación en instituciones a su cargo en el Magdalena Medio, en Barrancabermeja, y así ocurrió porque nombraron a Carlos Correa Mosquera en la Dirección de la Clínica Primero de Mayo de Barrancabermeja, le otorgaron un contrato a su asesor César Guzmán como Delegado de la Regional Oriente de Etesa para Santander y se designó a Juan Bautista Hernández en el Sena de Barrancabermeja”.
¿Cómo, con datos tan precisos sobre el vil mercado que se hizo con Yidis Medina, la Procuraduría haya tenido la avilantez de expresar que “la duda se resuelve a favor de los disciplinados”? ¿No leyó el Procurador, en el expediente, los Decretos 1850 de junio 3 de 2.005, el 4334 de noviembre 25 de 2.005, los contratos sin número de agosto 20 y diciembre 19 de 2.004, enero 21 y junio 23 de 2.005, las resoluciones 297 de junio 3 de 2.004, la 1950 de octubre 11 de 2.005 y los Actos Administrativos sobre nombramientos y posesión de cargos en la Unidad Territorial de Acción Social en el Magdalena Medio? ¿No tuvo curiosidad por conocer los demoledores argumentos de la Corte con los cuales estampilló contra un muro de infamia, a la Medina y a sus mentores corruptos?
Produce desconsuelo y verguenza el manejo que se le dio a una Notaría “vendida” por los cohechadores y “comprada” por el parlamentario Avendaño. Anota la Corte : “De esta manera , ella (Yidis Medina) medió a favor de Luis Camilo Omeara para negociar con Teodolindo Avendaño (ya condenado) en la suma de $ 450.000.000.oo e incluso a través de conocidos suyos se hicieron los depósitos mensuales; por eso contaba con copias del pagaré y algunas consignaciones , las cuales aportó”. Cómo, cómo, con semejante contundencia probatoria, pudo la Procuraduría argumentar en favor de los bandidos “el principio de la duda razonable” ?
La Corte le dio crédito al testimonio de César Guzmán quien “dijo conocer a Luis Camilo Omeara a través de una prima suya y posteriormente se lo presentó a Yidis y a Teodolindo Avendaño porque necesitaban proponer el nombramiento como notario de una persona que cumpliera con los requisitos y además que fuera confiable, pues el elegido tenía que aceptar un pacto con Teodolindo..”. ¡Claudicación inaudita del Estado ante los delincuentes! Para comprar la ausencia del valluno, en el día en que se votara la reelección, le permiten seleccionar su candidato para la notaría, previos los pactos en los zaguanes de los vampiros. Obtenida la bendición por ser “confiable”, los manipuladores del delito le cumplieron al señor Avendaño, nombrándole a Omeara.
Toda esta lacra moral fue comandada por Sabas Pretelt y Diego Palacio, el primero, actual embajador en Italia y el segundo, sigue como Ministro de Protección Social.Es inconcebible que el presidente de la República los tenga en tan altísimos cargos de la administración, en cínica burla a la ley. Ya fueron merecidamente condenados Medina y Avendaño. ¿Hasta cuándo deberemos esperar los colombianos que también se haga justicia con los autores intelectuales del cohecho ?