28 de marzo de 2024

La antesala del Cardenalato

24 de mayo de 2009
24 de mayo de 2009


Nació en Bogotá el 7 de noviembre de 1891 en el hogar formado por el presidente conservador José Vicente Concha Ferreira, quien gobernó el país entre 1914 y 1918, y doña Leonor Córdoba Velasco. Hijo mayor y único varón de esta unión, tuvo seis hermanas: Isabel, Leonor, Julia, Elvira, María y Josefina, quienes se encargaron de convertir en felices abuelos a sus queridos progenitores.

Su ilustre padre falleció en Roma, Italia, el 8 de diciembre de 1929, a los 62 años de edad. Su taita, que tuvo el privilegio de ser el primer mandatario elegido por voto directo en el país, armaba frases como esta, al entregar la Presidencia a su copartidario el eximio gramático Marco Fidel Suárez: “A mí no se me podría juzgar nunca por los ladrillos nuevos que puse sino por las ruinas tremendas que evité”. El abuelo paterno, que también se llamó José Vicente Concha, era pariente del general Francisco de Paula Santander.

En Manizales recuerdan que monseñor Concha se fue para Bogotá con sus anteojos de grandes lentes, exactos a los que usaba en su juventud Rodrigo Marín Bernal, como Arzobispo Primado el 20 de junio de 1959, después de hacer su memorable declaración a un periodista que le preguntó cómo se había llevado con la feligresía caldense: “Ni me quisieron, ni los quise”. En diálogo con Javier Ríos Ramírez, entusiasta colaborador de Contraplano, monseñor Fabio Sánchez (canciller vitalicio de la Arquidiócesis) da fe de que el Pastor no era antipático sino extremadamente reservado y callado, amante del mismo humor blanco que degustaba el Papa Ángelo Roncalli y de los paseos en las tardes en su automóvil negro, que parecía un enorme baúl con motor incorporado, conducido por Don Mario, a secas. Sus puntos preferidos para sus salidas, por sus paisajes incomparables, eran Neira, La Enea y Niza.

El prelado, que llegó al apostolado de la mano de monseñor Bernardo Herrera Restrepo, arzobispo de la capital del país, adelantó estudios en el Seminario de Bogotá, del cual fue luego director espiritual. Ordenado sacerdote en 1916. Se especializó en la dirección de seminarios. Adelantó altos estudios en el Pontificio Bíblico de Roma y en el seminario de San Sulpicio de Francia. Fue nombrado camarero secreto supernumerario por el papa Benedicto XV, en 1921, y dos años después asumió la dirección del periódico El Catolicismo. Ofició, además, como catedrático universitario canónigo teologal de la catedral de su natal Bogotá. Obispo de Manizales entre 1935 y 1954 y primer arzobispo de la misma ciudad entre 1954 y 1959. Alcanzó el grado de Brigadier general del Ejército como vicario castrense. Arzobispo Primado de Bogotá entre 1959 y 1972. Elevado a Cardenal en 1961. Murió en su ciudad natal en 1975.

En el palacio arquidiocesano de la carrera Veintitrés con la calle veinte, en el centro de Manizales, desde el que despachó durante casi cinco lustros, se conservan algunos muebles de su época. Se halla en perfecto estado un juego de comedor heredado de sus padres que tiene la figura del león, el emblema de los Concha, en las patas de la mesa y de los asientos. Esta antigua obra de ebanistería despierta admiración entre los visitantes a la sede arzobispal.

He aquí el orden cronológico de los siete obispos de Manizales: 1) Monseñor Gregorio Nacianceno Hoyos Yarza (1901-1921). 2) Monseñor Tiberio de J. Salazar y Herrera (1922-1932). 3) Monseñor Juan Manuel González Arbeláez (1933-1934). 4) Monseñor Luis Concha Córdoba (1935-1959). 5) Monseñor Arturo Duque Villegas (1959-1975). 6) Monseñor José de Jesús Pimiento Rodríguez (1975-1996). 7) Monseñor Fabio Betancur Tirado (desde 1996).

La apostilla: Sobre su escritorio, en el despacho arzobispal, mantenía una foto de doña Leonor, su señora madre, que tenía un rostro hermoso. El canciller Sánchez le comentó alguna vez, a propósito del retrato, ¿por qué no se firmaba con los dos apellidos sino solamente con el paterno? Y le respondió: “Imposible que con esta cara la gente vaya a pensar que yo soy hijo natural”.